El mundo infectado 3-5

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- Escapad -

Al llegar al pueblo, Aritz preguntó:

- ¿Qué ha pasado?

Yo le respondí:

- Hemos matado a algunos del grupo de Lander, nos defendimos.

Aritz nos dijo preocupado:

- Joder, ¿antes no íbais a buscar suministros verdad?

Unai nos dijo:

- ¿Os han seguido? A parte, puede que sepan dónde nos asentamos, si eso es así, vendrán, y esto será una masacre.

En medio de la charla, Izaro dijo:

- Nos estamos quedando sin comida, deberíamos ir a buscar más, y también armas.

Catherine dijo:

- Aspirinas, si podéis traer aspirinas, por favor hacedlo.

Denise la dijo:

- Hoy saldré.

La dije:

- Voy contigo Denise.

Ella me contestó:

- ¿Te crees que voy a hacer algo? Estoy con vosotros.

Yo la dije:

- No he dicho eso, Denise.

Ella me respondió:

- Pero lo piensas.

Diego, Unai y Izaro también se apuntaron, nos fuimos a un coche, al entrar, Markel nos dijo:

- Si ocurre algo, avisadnos mediante el walkie.

Yo le contesté:

- Lo mismo digo, estad alerta todo el tiempo.

Al salir, Unai se puso al volante, y Izaro nos dijo:

- Creo que hay un pueblo cerca, habrá farmacia, y con suerte, no habrá sido saqueado.

Yo la respondí:

- Iremos, lo saquearemos, y volveremos, debemos estar en el pueblo, Lander y su gente pueden atacarnos en cualquier momento.

Denise nos dijo:

- Si no nos vamos del pueblo, Lander y los suyos, lo más probable es que nos ataquen, y son más.

La dije:

- Si lo hacen, pelearemos.

Unai me dijo:

- Jon, si te quedas, me quedaré contigo, pero, solo te digo, que si peleamos, gente morirá.

Le contesté:

- Ocurrirá, lo que tenga que ocurrir.

Al de unos minutos, llegamos al pueblo, nos bajamos y comenzamos a saquear. Al de dos horas saqueando, encontramos medicamentos, también comida. Estabamos lejos del coche. Diego dijo:

- Mierda, comienzan a venir caminantes, tenemos que irnos echando hostias.

Nosotros, comenzamos a correr hacia el coche, los podridos aparecían por todos lados, para nuestra sorpresa, al llegar al coche, la zona estaba infestada. Nos habían rodeado, Izaro dijo:

- Joder, estamos muertos.

Había un callejón con un muro medianamente alto. Fuimos corriendo a él, pero era demasiado alto, Diego nos dijo:

- No hay tiempo, os ayudaré a subir, vamos.

Le dije:

- Tío, no.

Él insistió, y nos gritó:

- ¡Escapad ya! ¡No hay tiempo, vamos!

Diego ayudo a los demás a subir el muro, el último fui yo, los caminantes nos pisaban los talones. Le dije a Diego:

- Gracias. Pero tu también subirás.

Al subir arriba del muro, le intenté dar la mano a Diego, pero no pudo alcanzarla, los muertos lo devoraron, él, dio su vida para salvar la nuestra.

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