El mundo infectado 8-10

309 19 5
                                    

- Fe en Melbourne -

Ya había amanecido, Denise me agarró de la mano y me dijo:

- Ya ha amanecido dormilón.

Sonreí y la dije:

- ¿Ya? No sabes lo bien que he dormido esta noche.

Me dijo:

- Me alegro, pero debemos seguir emprendiendo el viaje.

La dije:

- Sí, así es.

Los dos salimos de la casa. Luego de eso recogimos todo y volvimos a los vehículos, ésta vez me monté con: Denise, Haizea, Luis, Lucas y Stephanie. Ya en el coche, Lucas dijo:

- Lo de las cuerdas y las latas es muy buena idea, deberíamos de usarlo más a menudo.

Luis le contestó:

- Lucas en Melbourne no tendremos que pensar en usarlo.

Haizea le dijo:

- Aún no sabemos si lo que nos ha dicho Paul es cierto, puede que estemos haciendo este viaje para nada.

Stephanie la contestó:

- No, me niego a que este viaje no haya servido para nada.

Lucas la dijo:

- Eh cariño, Haizea no ha dicho eso, sólo es una opción.

Stephanie dijo:

- Espero que no sea así.

Denise la dijo:

- Stephanie todos esperamos que no sea así.

La seguí:

- No lo es, confío en Paul, dice la verdad, no es una trampa.

Luis me dijo:

- Sólo hemos hablado con él por radio, ¿cómo puedes confiar tanto en él?

Le respondí:

- Es sólo que, tengo fe en Melbourne.

Haizea preguntó:

- ¿Dónde estamos?

Lucas miró el mapa y la respondió:

- En Bután, en menos de una semana ya habremos llegado a Nha Trang.

De repente, el vehículo se quedó sin gasolina. Yo golpee el volante y les dije:

- ¿Queda algo de gasolina?

Lucas dijo:

- Les preguntaré a los otros.

Contactó con Jess y la preguntó:

- Nos hemos quedado sin gasolina, ¿tenéis algo?

Jess le respondió:

- No, nada.

Ellos pararon y nos bajamos de los coches. María nos dijo:

- Debe de haber alguna gasolinera cerca.

Ainhoa la siguió:

- Sí, algunos de nosotros deberíamos ir a buscar gasolina mientras algunos se quedan aquí.

María, Yon, Ainhoa, Lucas y yo íbamos a ir en busca de gasolina. Unai nos dijo:

- Si tenéis problemas, llamadnos e iremos enseguida.

Yon la dijo:

- Sí, descuida, estaremos bien.

Nosotros nos montamos en el vehículo con gasolina, Ainhoa se puso en el asiento del conductor, pero antes de arrancar, Haizea dijo:

- Yo también voy con vosotros.

La abrí la puerta, entró y Ainhoa aceleró.

El mundo infectado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora