El mundo infectado 10-7

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- Algo imposible -

Al llegar al muro, Unai nos dijo:

- Yo saltaré primero.

Le seguí:

- Yo ire después de ti, Stephanie, tú quédate fuera.

Ella me contestó enfadada:

- No lo voy a hacer, entraré ahí dentro y te demostraré lo que soy capaz de hacer.

La respondí:

- Stephanie, aún n-

Ainhoa me cortó:

- Jon, déjala venir, tú no decides por ella, sé que estás preocupado, pero ella es fuerte.

Yo asentí con la cabeza sin estar muy seguro. Unai saltó el muro, sacó su martillo ycomenzó a pelear contra los caminantes. Luego de eso, entré, y después de mí, los demás. Les dije:

- ¡Tenemos que estar juntos, que nadie se separe!

Unai peleaba con muchísima rabia. Mientras peleábamos, un caminante agarró a Jill, la empujó contra una pared, luego otros dos caminantes se abalanzaron sobre Jill. Uno de ellos la mordió al lado de la cara. Luis preguntó preocupado:

- ¡¿Y Jill?!

Él la vio en apuros, inmediatamente fue corriendo hacia ella, y disparó a dos de los caminantes, al otro Jill le clavó su cuchillo. Ella le dijo:

- Gracias.

Luis la asintió con la cabeza, continuábamos peleando. William cada vez se alejaba un poco más, Haizea le gritó:

- ¡William no te alejes!

Él la contestó:

- ¡Estos podridos no acabarán conmigo!

Le rodearon, nosotros intentamos ayudarle, pero fue demasiado tarde, él entró a una caseta muy pequeña, y más de 20 caminantes entraron con él. Yo entre lágrimas grité:

- ¡William noo!

Ainhoa intentó ir a por él, pero la puerta se cerró, William estaba infestado de podridos. Entre lágrimas Yon dijo:

- Acabemos con estos cabrones.

Luego de pelear un poco más, logramos matar a todos. Jess abrió la puerta de la caseta de William, al hacerlo, había podridos rondando por ella. Pero de repente vimos a William con una vara de metal pelear, Jess dijo:

- Gracias a dios.

Entramos a ayudarle a acabar con los muertos, al terminar, Denise fue adonde William, le preguntó:

- Eh, ¿te han mordido?

Él se tapaba una herida sangrante en el codo izquierdo, le dijo:

- William, déjame ver eso.

Él se quitó la mano, la respondió:

- Me corté, nada más.

Ella le abrazó, pensé que te habíamos perdido. Unai se acercó, y le dio una palmada en la espalda. Yo sonreí y le dije:

- No sé cómo lograste salir de ahí sin ninguna mordedura, pero lo hiciste, y me alegro por ello.

Luego de eso, Ainhoa dijo:

- Aún pueden quedar caminantes dentro.

Haizea la contestó:

- Pues... entremos.

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