Figlia Della Mafia

Papi, te descubriré.

- ¿Te duele el estómago cariño? -me dijo mi padre mirándome algo preocupado.

- No y no -les dije secamente.

Ambos se miraron y luego me miraron a mí.

- ¿Entonces? -dijeron al mismo tiempo.

Hasta sus palabras coordinan ahora.

- ¿Qué me ocultan? -dije directamente.

Marie quedó colorada. Mi padre sonrió un poco burlón.

- ¿Aún no te diste cuenta?, me decepcionas. Es raro que no te hayas dado cuenta aún -el muy cínico hablaba victoriosamente, como si el estuviera jugando a un juego conmigo, y el resulta ganador.

- ¿Darme cuenta de qué? -le dije mirándolo.

- Pues... -el se puso seriamente cómico- Marie y yo nos amamos, estamos saliendo desde hace unos meses y le propuse matrimonio hace unas semanas -me dijo tranquilamente.

¿¡QUÉ!?, ¿Y lo dice así como si nada?, ¿¡Hace meses!?, ¡Me siento engañada!.

- ¡Me mintieron! -les dije algo molesta.

- No -dijo mi padre serio- Simplemente creí que sería divertido si te enterabas por cuenta propia, pero no notaste nada. Eso es raro -resultaba muy hablador el día de hoy mi padre eh.

- Mmh -dije inflando mis mejillas y cruzándome de brazos- me siento engañada por las personas que amo y admiro -dije molesta.

- No te enojes cariño -me dijo mi padre poniendo su mano sobre mi cabeza.

- ¡Aléjense! -le dije golpeando su mano y corriendo fuera de allí.

No puedo creer que me hayan ocultado algo tan importante como eso por todo este tiempo. Y peor es que no haya podido notar lo que había en mi frente.

- ¡Ya no soy una niñita!, ¡Podían decirmelo directamente y lo entendería!, no debían ocultarme eso -dije encerrándome en mi habitación.

Tengo ya seis años, entiendo todo. No me gusta que me hayan engañado.

- Si se casan... ella será la primera esposa oficial de mi padre, y si se casan... querrán darme un hermanito -dije acostandome en mi cama y empezando a llorar.

- ¡Yo soy la única hija de papá! -dije entre lágrimas y sollozos- ¡Marie me ha traicionado!, es una mala amiga, yo que la consideraba mi mamá -me decía a mí misma.

Entonces agarré a mi muñeca y la abracé fuertemente.

- Ahora papá se olvidará de mí... tal ves el cree que ya estoy grande y que ya no necesito de sus cuidados -abracé aún mas fuerte a mi muñeca- la verdad es que yo... si soy una niña aún, quiero a mi papá, solo para mí, Graciela tenía razón, un día tendría un hermano y me dejaran de lado-me dije a mí misma.

Entonces me senté en la cama y puse a mi muñeca en frente.

- ¿Qué debo hacer? -le pregunté como si ella fuera capaz de responderme- ¿Debo aceptar todo esto?, ¿Empezar a cuidarme a mí misma?, ¿Dejar de depender de papá? -susurré- no quiero eso... quiero tener a papá siempre para mí... solo para mí -entonces escuché golpes en mi puerta.

- Camille, ¿Estás bien? -era la voz de Marie.

No contesté.

- Sé que estas sorprendida, quizá confundida. Abre la puerta y hablemos querida, los tres juntos -me dijo.

¿Los tres juntos?, ¿Papá estaba ahí con ella?. Entonces me levanté y me acerqué a la puerta. Me quedé parada frente a la puerta.

- ¿Papá estás ahí? -pregunté.

No escuché su voz. Sí la de Marie.

- El está aquí conmigo, sal para que hablemos Cami -me dijo algo triste.

¿Acaso no se dignará siquiera a hablarme el mismo?.

No les abriré la puerta. Si quieren quedarse ahí fuera que se queden. ¡No les perdonaré!, me engañaron todo este tiempo y por encima me traicionan!.

Yo... Yo no quiero esto. Me agrada Marie, y quiero mucho a mi papá, pero, pero, me lo han ocultado los últimos meses. ¿No confían en mí?.

Graciela tenía razón, no se puede confiar en todos. ¿Me darán un hermanito?, ¿Ya no seré la favorita de papá?. ¿Ya no seré necesaria para papá?.

¿Me va a abandonar como a Leonora y Graciela?. ¿Ya no seré lo más importante en su vida?. ¡Es un mentiroso!.