Capítulo 10: Qué genio.

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Dominic

La miré serio.

-Podrías respetarme??

-Suenas como una anciana pidiendo respeto. -Le di una mirada de odio y ella sonrió. -No hagas bilis. -Hubo un silencio mientras ella le daba un jalón a su cigarrillo. -La primera vez que fumé, tenía 16. Fue después de perder mi virginidad.

-Lo disfrutaste? - Le dije enarcando una ceja.

-No, me vendieron a un tipo rico que compraba vírgenes. Fui secuestrada.

Llevé mi vista a Raven, ella no podía hablar en serio.

-Fumé con la idea de olvidar lo traumatizante que fue. Estaba en Alemania, lejos de casa, sola. No sirvió por supuesto por eso busqué otros métodos.

-Lo siento, no quise...

Tiré mi colilla y me puse en pie.

-Vamos a adentro. Preparemos algo caliente porque estoy muriendo de frío.

Williams llegó con el combustible y pusimos a trabajar el generador. Raven estaba transpirando, su abstinencia la estaba matando. Caminaba de un lado a otro y Zeus la seguía.

-Me estás a mareando, Raven.  -Le dije mientras comía. -Por qué no comes?

-Necesito una línea.

-De dónde me saco la coca?

-Dame morfina o algo que me ayude.

-Un golpe en la cabeza? -Era Williams.

-Buena idea! -Dije por impulso. 

-Porqué mejor no sé van al infierno!

-Ya estamos en él, linda. -Williams dijo y ella se fue enojada.

-Qué genio. -Dije terminando mi comida.

-Le falta compañía.

Sonreí con malicia al entender lo que quiso decir. Era un maldito cerdo. Terminé de comer mi pasta y luego hablé con Williams sobre su plan. Él quería conseguir todos los víveres y cosas útiles de la ciudad e ir asesinando todos los zombies que fueran posibles.

-Y con qué armas?

-Había una tienda de armas en la ciudad. Muy cerca del Banco Kingston.

-No era una venta de artículos de pesca?

-Pesca, caza, todo eso.

-Oh, bien.

-Si nadie a saqueado la tienda podríamos conseguir suficientes armas y munición.

-Okay pero tengo un problema.

-No sé disparar. Soy algo malo con la puntería. Y lo que aprendí hace un par de años fue a usar la escopeta.

-Te puedo enseñar, a ti y a la chica, cuando le dejen de temblar las manos.

Reí con Williams, era un maldito de verdad, era más que obvio que Raven lo odiaba.

-Entonces, mañana iremos.

-Bien, es hora de dormir. Buenas noches, doc.

Asentí y Williams entró a una de las habitaciones. El generador trabajaría por 6 o 7 horas con el combustible que tenía. Era suficiente para permanecer calientes por la noche. Caminé por la habitación de Raven y la escuché llorar. Le decía a su perro cuanto me odiaba.

Fui a la cocina y conseguí algo de comer para ella. Toqué la puerta y la chica se quedó en silencio. Abrí sin esperar respuesta.

-Te traje pasta con tomate.

Ciudad En Ruinas: Operación OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora