Dominic
Entramos a un lugar abandonado, era un tipo de fábrica de ropa. Habían varios cuartos improvisados a lo largo del lugar. Subimos las escaleras y llegamos a una puerta.
-Maldición! Frank vino a registrar mi casa. Zeus escapó.
La chica dijo viendo el cerrojo abierto. Entré y vi aquello. Era un chiquero.
-Seguro fue a buscar una rata de alcantarilla para comer. -Le dije para suavizar el ambiente. La chica estaba estresada. Cómo no? Me dio una mirada de odio.
-Sientese, en algún lado, duque de Cambridge. Esto es lo que le puede ofrecer una vagabunda como yo.
La chica empezó a buscar por todas partes. Luego vi que sacó algo de un frasco de café. Era cocaína?
-Hey! Espera! Qué haces?
-Voy a meterme unas líneas. Quieres?
-Quieres morir, acaso? -Me acerqué y le quité la bolsita, ella tuvo un reflejo tardío para quitarmelos y en eso se desvaneció en mis brazos.
-Oye!?
La levanté y la llevé al sofá. Levanté su blusa y vi sus vendas, estaban empapadas en sangre. Busqué agua y saqué las cosas que había robado de mi clínica. Quité las vendas y limpié las puntadas, no sé habían abierto por suerte. Puse vendaje nuevo y le coloqué una vía con suero.
-Robó media bodega de medicamentos esta chica. Y la morfina. -Dije pensativo. En eso vi su brazo. Había una mordida idéntica a la mía.
Busqué algo de comer en ese basurero de casa. Habían latas de sopas. Abrí una y me senté a comer. Tenía tanta hambre que no me importó el sabor insípido del pollo. Pasaron unas 2 horas y el perro de la chica entró al a apartamento. Empezó a ladrarme algo agresivo. Era un buen ejemplar de pitbull.
La chica despertó y llamó la atención del perro.
-Zeus? Ven bonito!
El perro empezó a lamerla mientras yo me tranquilizaba. Odiaba los perros, los gatos o cualquier animal.
-Bien, llegó tu perro, despertaste. Podemos irnos?
-A dónde?
-No lo sé. Lejos de ésta ciudad, quizá? Bueno al menos esa es mi idea. No sé tú.
La chica descubrió su vientre con las nuevas vendas y luego me miró.
-Cuál es tu nombre?
-Doctor Dominic Shepard.
-Bien, doctor Dominic. Puede explicarme qué fue lo que pasó? Quienes esos zombies y hace cuánto me atropellaste? Por qué me dejaron sola en la clínica.
-Ni yo sé qué fue lo que pasó. Toma, debes comer. Estás débil. -Le acerqué una lata de chili con carne.
-Esas latas eran para mi cena de Navidad.
-Bueno, si no la comes no llegarás a Navidad.
Ella me miró enojada. Empezó a comer, luego buscó algo en un estante. Era la comida de su perro.
-A dónde iremos?
-No lo sé, evacuaron la ciudad debemos ir con ellos.
-Me voy a convertir en uno de ellos?
La chica dijo mostrándome una mordida de su brazo.
-No lo sé, no hay enrojecimiento, ni inflamación igual que la mía.
Presioné con fuerza.
-No hay líquido que supure.
-No entró veneno acaso?
-No es veneno. Es un hongo.
-Me estás diciendo que introdujiste un hongo en la sangre de personas.
-Eran pacientes con cáncer terminal.
-Los asesinaste.
-Quizá pero ellos firmaron un contrato donde me liberaban del cargo, así que, soy inocente.
-Y no hay manera de revertirlo?
-Tal vez...pero tengo que ir a la clínica y hacer varias pruebas. Necesitaría a los infectados.
-Bueno, la vida es un riesgo.
-Lo dices tú quién huye de su asesino y es atropellada por un auto.
-Alguna vez has pasado hambre, niño rico? De seguro naciste en cuna de oro lleno de amor y lujos.
-Mis padres fallecieron cuando tenía 3 años, no tenía a nadie más que ellos. Crecí en un orfanato y las familias que me adoptaron me devolvieron. Pasé hambre, sí cuando me castigaban y me dejaban sin cenar, era casi todos los días porque me rehusaba a hacer los que las hermanas querían. Nunca he sabido que es un abrazo o un beso materno. Mi único familiar cercano murió hace un año y apenas si la saludaba.
La chica me miró estupefacta.
-Bien, quizá has tocado con un poco más de suerte que yo.
-Sí, quizá, yo no he caído en la drogadicción. -Le dije.
Ella me miró con resentimiento.
-La vida te hace hacer cosas indebidas.
-Nunca es tarde para dejarlo. -Le dije echando la bolsa de cocaína en un vaso con agua.
-No!! -Ella gritó y se abalanzó hacia mí.
La tomé de las manos y la miré a los ojos. Tenía lindo ojos azules.
-Suéltame!
-O si no qué? Te estoy salvando la vida otra vez.
-Nadie te pidió que lo hicieras. Zeus, ataca!!
Miré al perro y este corrió hacia mí pero sólo olfateó mis zapatos. Ladró un par de veces y se fue a echar en su cama. Reí al ver el perro y solté a la chica.
-Hasta el perro sabe que es por tu bien.
-Zeus!? -Ella dijo algo confundida.
El perro volvió a ladrar en protesta.
-Mírate, estás tan delgada que si sigues inhalando cocaína morirás en unos 6 meses con suerte.
-Quizá sea mejor antes de ser comida por esos malditos zombies.
-Podemos salir de aquí.
-No me iré. Ni siquiera tengo papeles.
-Papeles!?
En eso recordé que mi billetera y la escopeta seguían en la comisaría.
-Debo salir de aquí.
-A dónde vas?
-Debo buscar algunas cosas.
-Quieres que te acompañe?
-No. Es cosa mía o estás siendo amable?
-No, imbécil, sólo que no quiero quedarme sola aquí.
-Okay! Pero el perro se queda. No quiero que llene de pelos mi Jaguar.
El perro ladró en son de protesta nuevamente. La chica se estaba poniendo otra ropa.
-Lo siento, pero no somos amigos. -Le dije al perro como si me entendiera.
Llevé mi vista a la chica, ni siquiera sabía su nombre. Estaba cambiándose el pantalón en frente mío. Bueno, tenía lindas curvas debajo de esa ropa fea.
-Se te antoja? -Ella dijo, me había pillado.
-A qué? No, yo...
-Tranquilo, nunca me acostaría con alguien como tú, no te hagas ilusiones.
-No tengo tan mal gusto. Vamos, ya!
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Ciudad En Ruinas: Operación Omega
General FictionCuando el doctor Shepard creyó que al fin acabaría con el cáncer. Surgió un efecto secundario del hongo que atacaría las células cancerosas haciendo que gran parte de la ciudad terminara convirtiéndose en zombies. Con ayuda de Raven, una chica que...