XXII. Enfrentamiento

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Su pregunta me toma desprevenido.

—No lo sé. — murmuro. —Tae está viendo eso, pregúntale a él.

—¿Se lo dirán? — inquiere dubitativo. Sé que está evitando llamar por su nombre a Jungkook en un vago intento por no hacerme sentir mal a mí.

—¿Tú qué crees? — respondo.

—Ya. — su voz es quedada. —Te espero en la noche, nos vemos.

Guardo el móvil en el bolsillo y aprovecho de embutir ambas manos adentro en ambos lados de la bombera y comienzo a caminar nuevamente dirigiéndome hacia un edificio antiguo, con matices de arquitectura clásica. Intento no pensar en la mudanza que se nos avecina a Tae y a mí, incluso a Hobi, porque tengo un pésimo presentimiento de aquel cambio, y es algo que aún queda por comentarle a Jungkook.

Cuando llego, finalmente a la facultad de psicología me quedo parado, contemplando el lugar y a las personas que lo recorren. Por supuesto he venido sin ningún plan de acción. No tengo el número del susodicho para contactarle y ni siquiera sé si el día de hoy tiene clases, pero me quedo ahí echando maldiciones al cielo, porque me divido en dos. No quiero estar ahí, sin embargo, debo, a regañadientes pedir las respectivas disculpas. Es el único modo de compensar las estupideces que he hecho con Jungkook, no a Yoongi. A Jungkook, solo él me importa.

Miro la hora cuando un grupo de muchachos sale de un salón en el segundo piso. 15:50 pm. Mentalmente me advierto, que estaré sólo veinte minutos más, si Yoongi no aparece nada saldrá de mi boca. Así que le llamo en mi fuero interno; aprovéchalo, es tu día de suerte, no soy bueno pidiendo perdón.

Y como por arte de magia, le visualizo detrás del grupo. Pálido y de cabello negro revuelto. Se enrolla una bufanda color verde botella al cuello llevándose un par de audífonos a las orejas. Abro la boca sin decir nada, sin ser capaz de moverme. Su despreocupado desplante frente a la vida me pilla volando bajo. Le contemplo un par de segundos, con el semblante tranquilo aún sin percatarse de mi presencia. Entrecierro los ojos, preparándome para interceptarlo.

Acorto la distancia, hasta pillármelo de frente. Debe estar sorprendido de verme ahí, creo, más sus facciones siguen completamente serenas, aunque un destello de perspicacia reposa sobre sus ojos. No se quita enseguida los auriculares, debe hacerlo a propósito, esos movimientos lentos.

—Hola. — le saludo con la boca seca. No le sonrío, en cambio sólo le alzo las cejas.

Yoongi levanta el mentón sin decir nada, enrollando el cable blanco de audífonos en sus manos.

—Yoongi, yo-

—¿Dónde estudias? — inquiere de pronto, atropellando mis palabras.

Arrugo la nariz, un poco incómodo. ¿No era pedir disculpas y ya?

—En la faculta de ingeniería. — le respondo a secas. —¿Por qué?

Él empuja su lengua contra la mejilla, negando con la cabeza, como si comenzara a sacar conclusiones.

—¿Eso no está del otro lado de la universidad? — su pregunta es una clara indirecta ante mi aparición.

—Así es. — sentencio. —He venido a disculparme.

Me mira con gesto ladino.

—¿Y te sientes mejor, ya?

La verdad es que no. Y no ayudaba para nada que estuviera a la defensiva. Estaba bien, tal vez, no nos llevábamos bien, pero si venía desde el otro lado del campus y había planeado verle, no era para que me mirara con autosuficiencia.

If you were Me [JiKook]Where stories live. Discover now