XXII. Enfrentamiento

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Nota: Modo drama mil activado.

POV JIMIN

El pulso de una sola idea me atormentaba al día siguiente después de haber visto a Jungkook: tenía que hacer las cosas bien. Y con cosas, me refería al hecho de disculparme personalmente con Yoongi por haberle arrojado aquellos vasos de chocolate caliente a la cara. Sabía que había hecho algo mal, no era estúpido. Pero al mismo tiempo me disgustaba pensar que tendría que buscarlo en la facultad de psicología y andar a sus pasos. Y yo no me consideraba bueno pidiendo disculpas, menos por algo de lo que muy internamente no me arrepentía.

Si, creo que no me arrepentía. Pese a que de primeras sólo se había tratado de un impulso, luego comprendí que esa era la única manera de expresar el descontento que sentía al observar en perspectiva cómo Yoongi abrazaba a Jungkook; con ansiedad. Y joder. Me había dado igual ser un aparecido en la vida de Jungkook, había dado igual haber herido a su mejor herido, de quizás cuanto tiempo. Me dolía, y estaba enojado, la sangre hervía a través de mis venas. Tirarle esos vasos en la cara era lo más parecido a desgarrarle la garganta.

Y luego, luego podía recordar a mamá. Las actitudes de ella en mí, y la vergüenza me comía las entrañas. Yo no quería ser como ella. Quería volver a ser ese, ese niño que llegaba a casa después del colegio a esperar la caricia en el cabello y el beso en la mejilla de papá. Quería recuperar mi inocencia. No quería ser eso que era cuando la ira me invadía... no era ese. Entonces el arrepentimiento venía desde dentro. No tenía intenciones de seguir el mismo patrón agresivo de mamá y replicarlo en cuantas personas el mundo me pusiera por delante; mi padre, Taehyung, Yoongi, incluso Jungkook, él menos que nadie merecía presenciarme de aquella manera.

Y yo más que nadie tenía ganas de cambiar. Así que, en días como hoy, que suelen acontecer algunas veces al mes, me siento más renovado, menos egoísta y más humano. Tenía que aprovechar eso, ese sentimiento y buscar rápidamente al amigo de Jungkook, antes de que todo rastro de bondad se esfumara y estropeara mis planes.

No soy amante de los días nublados, pero creo reconsiderar que desde que Jungkook llegó al departamento, tal vez, otoño se convierta en mi estación favorita del año. El día es frío y me tranquiliza saber que él está bien en un hotel que Tae amablemente ha accedido a pagar, aunque no me conforta la idea de imaginármelo solo.

Arreglo mi bombera, sujetando la correa de la mochila por debajo del hombro rumbo a la facultad de psicología, no sin antes corroborar que el mensaje que le he enviado a Namjoon haya sido leído. Efectivamente tiene los dos tickets azules. Le marco con rapidez parándome a medio camino de una arboleda desnuda.

—¡Hey! — me saluda. —¿No crees que estás un poco insistente?

—Bueno, si supiera crear música todo sería más fácil y no tendría que estar llamándote cada dos por tres.

Doy un suspiro cansino, repasándome el cabello hacia atrás.

—Tener un amigo productor es una bendición ¿No crees?

—Eres una bendición de la vida, Nam— bromeo. —¿Cuánto crees que tardarás?

—Está casi lista ¿Te parece si nos juntamos hoy en la noche? Hay que trabajar más con la guitarra y en las notas, en eso estás un poco flojo, pero tu voz sonará excelente, te lo aseguro.

Me rio, entretenido.

—¿Calzó bien la letra que te envíe? ¿No se escapa ninguna palabra?

—No— Nam bufa del otro lado. —, no queda afuera nada. Quedará perfecta tú tranquilo. Jimin... ¿Cuándo se irán del departamento?

If you were Me [JiKook]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt