I. Zanahorias

10K 1K 331
                                    


POV Jungkook


Abrí la puerta del refrigerador, contando, quizás por decimosegunda vez en lo que iba del día, sólo para volver a corroborar que la única zanahoria que estaba en el interior del aparato seguía allí. Se me apretó el estómago sólo de seguir pensando que era lo último que tenía para sobrevivir. Una zanahoria.

Sentí la picazón en los ojos, y ese molesto dolor en la mandíbula advirtiéndome que pronto las lágrimas aflorarían, y me moví por cada rincón del departamento ahogando un grito mudo que se acomodaba angustiosamente en mi garganta, intentando no entrar en pánico.

Mierda.

Tenía tanta hambre que ya podía sentir las entrañas dolerme, y sin embargo me oponía a comerme el único alimento que tenía al alcance ¿Cuánto más aguantaría viviendo así? ¿Dos días? ¿Sólo alimentándome de zanahorias? Pensé también en la lógica de supervivencia. ¿No decían los expertos y científicos que el ser humano puede aguantar sin comer pocos días, pero que lo más importante para no morir era el agua?

Mierda, tampoco tenía el servicio del agua pagado.

Abrí mi billetera, esperanzado, observando los comprobantes bancarios que había acumulado, las fotos de mis padres y unas miserables monedas que no alcanzaban siquiera para una piruleta. Una tripa se me torció en el estómago no sé si de hambre o de desesperación.

Abrí nuevamente el refrigerador y tomé la zanahoria, simplemente porque ya no aguanté más y la pegué a mis dientes como si fuese el manjar más delicioso jamás probado. Mentira. No era deliciosa, y no tenía diferencia alguna con las demás zanahorias que ya me había comido los días anteriores. Ya estaba aburrido de eso.

Tomé el celular y pasé de las maletas que yacían instaladas a un costado de los sillones para ir a ver por última vez la vista de Seúl desde mi balcón. Extrañaría eso, la postal de las luces de noche, la velocidad de los autos correr por la autopista, la brisa de otoño envolverme como si fuera un suspiro.

Miré la hora en el celular: 5:30 am. Debería estar durmiendo ¿Cierto? ¿Pero quién en su sano juicio dormiría sabiendo que cuando el sol saliera quedaría totalmente en la calle?

Ya sentía vergüenza de mí mismo. Porque a pesar de tener padres y un hogar en Busan, me negaba a que ellos tuviesen una boca adicional a la que alimentar, sobre todo entendiendo que, ni ellos podían mantenerse decentemente después de que mi padre perdiera el trabajo. Papá pagó el departamento durante mi primer año de universidad, y ahora debido al contexto era claro que no podía exigirle que me mantuviera.

Pero también estaba enojado. Por no haber previsto nada de esto, por no haber ahorrado nada, por ser un malcriado.

—¿Kookie? — escucho la voz de Taehyung, a un costado hablándome desde el balcón contiguo. —¿Qué haces despierto a esta hora? Es tarde.

Encojo los hombros, sin sorprenderme de habérmelo encontrado a estas horas de la madrugada despierto. Aquello solía pasar desde que el insomnio se había convertido en mi mejor amigo. Y Tae aparecía por ahí algunas noches.

—Me despido, supongo. — sentencio, y de sólo escucharme se me contrae la voz, porque sólo así parece más real e inminente mi partida. —¿Y tú? ¿De nuevo Hoseok te ha pateado de la cama?

Tae sonríe con el gesto dormido y asiente, revolviéndose el cabello, avanzando unos cuantos pasos para quedar más cerca de mi balcón.

—¿A qué te refieres con que te despides, Kookie? ¿Estás bien?  ¿verdad? ¿No piensas saltar? ¿No debo llamar a prevención del suicidio? — su tono, aunque aparentemente burlón deja entrever signos de preocupación.

If you were Me [JiKook]Where stories live. Discover now