Capítulo 13: Las consecuencias

2.6K 456 225
                                    

Su madre caminaba de un lado a otro por el estrecho pasillo, mientras hablaba por teléfono con su padre para ponerlo al tanto de la situación. Era la primera vez que Gael pisaba una comisaría; hubiera preferido que su primera vez fuera por sus propios errores, y no por una mentira.

Escuchó el eco de unos pasos apresurados y al ver entrar a Dilan con sus padres se le aceleró el corazón. Se levantó de la banqueta de madera y corrió hacia el muchacho para darle un abrazo apretado. Lo necesitaba más que cualquier otra cosa.

—La policía fue a mi casa y dijo que teníamos que venir para que nos tomaran la declaración —comentó la madre de Dilan, con los brazos cruzados—. Dilan nos acaba de contar todo. No puedo creer que Carolina esté haciendo esto...

Dilan se separó con pereza del castaño cuando reparó de la presencia de sus padres. Se sentaron juntos en la banqueta mientras los mayores seguían hablando. La madre de Gael había cortado la llamada con su padre; tenía el rostro compungido, estaba notablemente preocupada.

—¿Qué te dijeron? —preguntó Dilan.

—Quieren interrogarme. Me quitaron el teléfono para revisarlo, a ver si encuentran algún registro de los dichosos chats. Carolina se lo inventó, yo no le escribí nada...

—Hey, yo te creo. Estuviste conmigo todo el tiempo, ¿recuerdas? Mis padres también son testigos de eso.

Gael se pasó las dos manos por la cara, peinándose el pelo hacia atrás. Tenía los ojos vidriosos, irritados de tanto llorar.

—Mi madre ya sabe sobre nosotros —comentó en voz baja.

—¿Y...? Yo también se lo conté a mis padres. Se sorprendieron bastante y les costó un poco entenderlo, pero creo que se lo tomaron bastante bien.

—Mi madre también, no sé si ya se lo dijo a papá, pero creo que él va a estar más preocupado por este lío que por nuestra relación.

Dilan lo tomó de la mano, entrelazando los dedos con los de Gael.

—Oye, todo va a estar bien, tú me lo dijiste, ¿recuerdas? Estamos juntos en esto y vamos a salir juntos.

Un oficial salió de la pequeña oficina, ubicada frente al pasillo. Llamó a Gael, y este se levantó de golpe, con el miedo haciendo temblar sus pupilas. Entró junto a su madre y a partir de allí, el tiempo pareció correr en cámara lenta.

Gael salió a las dos horas, pálido, demacrado, como si hubiera visto un fantasma. Luego le tocó el turno a Dilan, que también entró acompañado de sus padres.

Después de unas cuantas horas más de interrogatorios y miradas acusatorias, finalmente les permitieron marcharse.

Al llegar, el padre de Gael estaba sentado en el sofá de la sala de estar. Aún llevaba el traje de vestir negro que solía usar en sus reuniones.

—No encontraron nada que pruebe que Gael fue el autor de esos mensajes. Todavía no han revisado a fondo el teléfono de Carolina, nos avisarán por cualquier noticia.

El hombre se aflojó la corbata mientras escuchaba con atención a su esposa.

—Esto es una estupidez, ¿cómo es posible que metan al chico en este lío? Ya estuve hablando con mi abogado, más vale que resuelvan esto porque les pongo una demanda.

—Robert, cálmate —La mujer levantó ambas cejas, mirando de soslayo a Gael, que se mantenía parado junto a su madre, con la mirada perdida—. Gael, ¿por qué no te vas a dar una ducha?, voy a preparar algo de comer.

—No tengo hambre, voy a ducharme y a dormir un poco.

Los nervios le habían quitado el apetito. Estaba cansado, estresado. La mirada insistente de los policías buscando algún fallo en su declaración le había puesto los nervios de punta. Él era consciente de las consecuencias, sabía que la acusación era grave, que podía pasar a mayores si no se comprobaba que las capturas eran falsas. Lo único que le quedaba era dejar todo en manos del destino y que la justicia hiciera su parte.

LazosWhere stories live. Discover now