Capítulo 19: causa y efecto

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El balcón del hotel le ofrecía una vista panorámica de la ciudad que lo vio crecer. Miró con melancolía el cielo despejado, sosteniendo un porrón medio vacío de cerveza en la mano.

Al principio creyó que vivir lejos de Dilan no representaría un gran problema. Sus sentimientos eran tan fuertes que ni la distancia podía quebrantarlos. Le enviaba fotos a diario, como había prometido. Le escribía mensajes siempre que tenía oportunidad, y esperaba con ansias la noche para verlo por videollamada y contarle cómo había sido su día. La voz dulce de Dilan era su salvación, su calmante en los momentos más difíciles. Él le daba las fuerzas necesarias para seguir adelante, para soportar cualquier cosa, incluso la distancia.

El comienzo en el nuevo colegio fue más sencillo de lo que esperaba. Se metió al club de deportes e hizo amigos rápidamente. Gael sentía que todo saldría bien, acabaría la secundaria, buscaría una carrera que lo hiciera feliz, e iría a buscar a Dilan. Ese era su plan, hasta que los mensajes de odio comenzaron a llegar.

Al principio fue en su facebook, sus ex compañeros de clase se enteraron lo que había pasado con Carolina, y comenzaron a atacarlo, a culparlo de todo como si él realmente hubiera hecho algo malo. Al principio intentó ignorar los mensajes, pero a medida que pasaban los días, comenzaron a invadir todas sus redes sociales, incluso su whatsapp. Cometió el error de dejarse llevar por las palabras de odio de quienes alguna vez consideró sus amigos. Comenzó a decaer en sus estudios, a tener mucha ansiedad. Dilan era muy perceptivo y supo de inmediato que algo le estaba pasando; Gael le comentó que había recibido un par de mensajes, pero no quiso ahondar mucho en el tema, porque sabía que el chico todavía seguía culpándose por lo no haber terminado con Carolina a tiempo. A pesar de que Gael intentó muchas veces convencerlo de que Carolina había sido la única culpable, Dilan seguía responsabilizándose, y Gael no soportaba verlo sufrir.

En ese momento fue que la distancia comenzó a pesarle. Se sentía solo, desganado, culpable por algo que ni siquiera había hecho. Echaba de menos los momentos con Dilan, necesitaba a su novio, a su mejor amigo.

En una de las tantas discusiones, su padre descubrió lo que estaba sucediendo. Leyó los mensajes de odio, vio los carteles con las fotos de su hijo, las acusaciones falsas, y decidió tomar otra decisión drástica: desconectarlo del mundo. Cerró todas sus redes sociales, le quitó el teléfono y se aseguró de que estuviera prácticamente todo el día ocupado. Al inicio, su plan falló estrepitosamente. Gael entró en una profunda depresión, no quería asistir al colegio, faltaba al club, y cuando estaba en su casa, pasaba la tarde completa encerrado en su habitación. Así comenzó a pasar el tiempo, los días eran largos y solitarios, y la única manera de soltar un poco de todo su dolor, era escribiendo. Cada vez que la tristeza amenazaba con llevarlo al límite, le escribía una carta a Dilan. Le decía lo mucho que soñaba con su reencuentro, cuánto extrañaba sus abrazos, sus besos. Intentaba plasmar todos sus sentimientos en el papel. La promesa de entregarle aquel cuaderno con todas las cartas fue lo que lo impulsó a salir adelante. Después de unos cuántos meses se dio cuenta de que si seguía hundiéndose en la tristeza jamás podría cumplir su sueño. Su relación tuvo complicaciones desde el principio, y la regla principal era que jamás debían rendirse. Después de renegar hasta el cansancio, aceptó ir a un psicólogo, y gracias a eso comenzó a salir adelante. Se graduó en la secundaria con las mejores notas, y por influencia de su padre, se metió a la carrera de administración de empresas. Comenzó a trabajar para él cuando cumplió los diecinueve años, aprendió muchísimas cosas y logró ahorrar algo de dinero. Él seguía teniendo sus ideas claras, y a pesar de que no tuvo la aprobación de su familia, cuando consiguió reunir el dinero suficiente, decidió arriesgarse e ir a buscar a Dilan. Tenía la esperanza de que él entendiera, que escuchara sus motivos. Él era consciente de que había pasado demasiado tiempo y seguramente, Dilan se había hecho ideas erróneas de lo que había pasado.

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