Capítulo 4: Celos

3.2K 632 196
                                    


Eran las cuatro de la tarde de un domingo soleado. Gael esperaba a su mejor amigo en la habitación; se había tirado en la cama con el teléfono sobre el pecho, esperando que Dilan contestara alguno de sus mensajes, pero lo único que le confirmó fue que pasaría por su casa cuando terminara de ayudar a su madre con algunas cosas.

El chico con el que estaba saliendo fue quien despertó la curiosidad y lo impulsó a probar algo nuevo. Llevaba muchos años sintiendo atracción por otros chicos al igual que por las chicas, sin embargo, tenía miedo de confesarle a su amigo estos sentimientos y que tomara distancia de él, no quería que algo así cambiara su relación.

Se levantó de la cama cuando escuchó la voz de Dilan saludando a su madre, y sus pasos acercándose a la habitación.

—Hey, princesa —lo saludó—. Me clavaste el visto, ¿qué tanto estabas haciendo?

Dilan se sentó en la silla del escritorio, serio.

—Ya te dije, estaba ayudando a mi madre. ¿Cómo te fue en tu cita?

—Bien... —respondió, inquieto—. Nos divertimos un rato. Tendríamos que ir a ese parque, está bueno.

—¿Ah sí? —Dilan se levantó de golpe. Dio un par de vueltas en la habitación, para intentar calmar la rabia que subía por su estómago—. Me alegro que hayan pasado bien. ¿Para qué querías que viniera?

Gael lo miró por unos momentos antes de contestar.

—Porque habíamos quedado en que pasaríamos el domingo juntos... ¿Te acuerdas? —contestó, inseguro.

—Ah, sí. Pero, ¿sabes qué?, creo que ya no quiero.

—¿Qué? —Se acercó, tomándolo suavemente de la muñeca. Dilan la apartó con brusquedad, dedicándole una mirada de reproche—. Dilan, ¿qué te pasa?

—¿Que qué me pasa?, ¡que me mentiste! —gruñó—. Dijiste que ibas a salir con una chica, ¡y era mentira! ¿Qué mierda pasa contigo?

En ese instante, Gael sintió que su mundo comenzaba a desmoronarse. La rabia hacía temblar los ámbares de Dilan mientras le reclamaba por su secreto. El miedo le arrebató el aliento, sintió que estaba por perder a su mejor amigo.

—Por favor, escúchame, no quise escondértelo, pero tenía miedo de que pensaras que era raro o algo por el estilo.

—¿Qué? —Chasqueó la lengua, dándole la espalda—. ¿No se supone que tú y yo éramos mejores amigos?

—Aún lo somos —corrigió Gael de inmediato—. Pensaba contártelo hoy mismo, te lo juro. No sé cómo te enteraste pero me gustaría que me escucharas...

—Fui a buscarte al parque y los vi juntos. Porque encima parece que te da miedo que yo lo sepa, pero no que se enteren todos los demás. Los vi... besuqueándose.

—Espera, deja de hacer suposiciones y escúchame un momento, ¿bien? —Se sentó en la cama, pasándose la mano por el pelo antes de comenzar—. Te dije la verdad... a medias. Me escribo con él desde hace dos semanas, es de tercer año.

Dilan hizo una mueca. Contuvo las ganas de darle un coscorrón a su amigo y en su lugar, prefirió sentarse a nueva cuenta frente a él, y esconder las manos en el bolsillo del canguro que llevaba puesto.

—¿Eres gay? —preguntó a secas.

—No —respondió Gael—. Soy bisexual. Pero no es algo que haya descubierto hace mucho tiempo. Nunca había salido con ningún chico antes, solo con él.

—¿Y por qué carajo no querías decirme?

—Tú y yo dormimos juntos, nos abrazamos, ya sabes... Tuve miedo de que, al saberlo, algo cambiara en nuestra relación. No es tan sencillo de decir, ¿sabes? No es que no confíe en ti, sabes que eres una de las personas más importantes de mi vida, y jamás te ocultaría nada si no tengo buenos motivos.

LazosWhere stories live. Discover now