Capítulo 16- Un paso hacia adelante

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—Ahm...— el rubio que había delante de Sarada, Daisuke, comenzó a pensar en algún plan para sacarla de ahí sin ser visto por aquellas cuatro personas. Era un plan bastante difícil, pero al fin y al cabo eran ninjas. Ninjas torpes—. Mi habitación está arriba, ahí podremos hablar. Pero...-

Quiso dar a mostrar que quizás estaba demasiado cerca de él, y que por mucho caballero que sea, Daisuke estaba pensando que ella era sexy. ¿Acaso quería liarla?
Aunque él tenía un sexto sentido, y sabía perfectamente que si se atrevía a hacerle algo, sería golpeado en segundos. No parecía ser una chica débil.

Sarada dio unos pasos hacía atrás, notando la mirada clavada de los amigos de Daisuke. En seguida se ruborizó, aún tapando como pudo sus pechos y cruzando sus piernas.

—R...Rápid-

—¡Ey, Daisuke!— uno le llamó la atención, provocando que Mitsuki y Boruto también miraran, pensando en lo irrespetuosos que eran con el descanso ajeno—. ¿Vais a venir o no?

Automáticamente Sarada se hundió para no ser vista, ante los nervios de todo.
Rompió una regla de balnearios masculinos; jamás hundirse en agua tan cristalinas.

Daisuke tapó su miembro, también nervioso.

—¡No, no hagas es-

—¿Daisuk-

—Oye, oye— finalmente Boruto interrumpió en aquella conversación, sin apenas moverse del sitio—. Sean más respetuosos, ¿quieren?

—Ah, sí, lo siento.

Daisuke se inclinó como pudo hacia el Uzumaki y Mitsuki, sin embargo, volvió a poner su atención en Sarada.

—Vamos...— susurró—. Ve a esconderte tras la piedra. Te traeré una toalla por ese costado.

La Uchiha asintió. Daisuke salió del agua por donde estaban sus amigos, dando excusas vagas. Cogió dos toallas mientras Sarada caminó hacia la piedra, sintiendo unos ojos clavados en su espalda.
Diablos. ¿Es que acaso alguien la había descubierto?

Al encontrarse tras la piedra con Daisuke, se sintió bastante aliviada. Era un punto muerto, donde nadie podría verla.
Aunque aquello ojos ónix sí.

—No mires— amenazó con una voz indiferente, alzando su brazo para que le pudiese dar su toalla—. Gracias...

Daisuke se giró, aunque no hizo falta, ya que Sarada se envolvió en la toalla sin ni siquiera salir del agua. Toda la tela se mojó, pero no le importó.
Al salir, miró la espalda de Daisuke: él había rodeado una toalla en su cintura, por lo que lo agradeció.

—Listo— susurró. Miró hacia Boruto y Mitsuki, dándose cuenta del error cometido; el albino estaba clavando su mirada en ella. ¿Es que acaso sospechaba? No, no podría ser. Fue cuidadosa—. ¡Vámonos rápido! Debo hacerte unas preguntas.

—Sí, sí— contestó—. Aunque debemos pensar cómo salir de aquí. Si ven que tu toalla está envuelta de esa manera...

—¿Y qué diablos hago?

—Etto...— comenzó a rascar su nuca. Daisuke era considerado un buen estratega en su equipo de tres chicos. Siempre era el cuidadoso y el que pensaba antes de atacar. Por supuesto, tenía buenas ideas. Pero eso no significaba que serían fácilmente realizables—. Tengo una idea.

—¿Cuál?

—Pon tu toalla en la cintura y súbete a mi espalda— propuso con vergüenza—. Ya sé que se ve-

—¿Acaso crees que soy débil?— habló con orgullo, aunque no quería aceptar aquello. Tenía otra opción; pedir ayuda a sus compañeros. ¿Pero era buena idea? La subestimarían ante aquel error. ¡Se reirían de ella! Y...la verían desnuda. Prefirió eso, ya que a Daisuke no lo volvería a ver. ¿Qué importaba enseñarle sus complejos?—. Ni se te ocurra mirar.

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