Capítulo 3: Apresados

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—Pero… —empecé a objetar.

Dejé de hablar cuando los dedos de Damien rodearon mi brazo, provocando que mi piel se erizara. Una oleada de calor me recorrió de pies a cabeza, calentándome y debilitándome al mismo tiempo. Me atrajo hacia su cuerpo e inclinó la cabeza para aproximar su boca a mi oreja.

—La policía me busca, Ania —susurró en mi oído, asegurándose de que únicamente yo lo escuchara. La vibración de su voz me produjo escalofríos. Después de separarme de él, elevó su tono—. Si llamas a la policía, nada va a cambiar. Rose seguirá muerta, y todos seremos sospechosos. Debemos enterrarla atrás. Nadie lo sabrá jamás.

Parpadeé, perpleja.

—No quiero ir a la cárcel —añadió Darren, que se veía angustiado, como si estuviera a punto de perder el control—. No debemos mencionarle esto a nadie. Nunca.

Damien asintió. Su boca formaba una fina línea que demostraba seriedad.

—Ellos tienen razón —Susan estuvo de acuerdo—. Rose no tenía padres, estaba emancipada. Nadie se dará cuenta de que no está. Tenemos que ponerla bajo tierra y prometer que nunca mencionaremos esto a nadie.

—¡Esto es una maldita locura! —vociferé—. ¡Nosotros no la matamos! No tenemos nada que ocultar.

—Si Damien dice que fue asesinada… —la voz de Miranda sonó quebrada, en un silbido ronco—. ¿Quién la mató?

—Hay varias posibilidades —señaló Jackson después de haberse aclarado la garganta. Sonaba abatido—. O uno de nosotros lo hizo, o simplemente esto tiene algo que ver con el libro y la cosa que la poseyó.

Damien volvió a levantar el cuerpo de Rose en sus brazos, poniéndola contra su pecho. Mis nervios comenzaron a saltar, mi mente no concebía que Rose estuviera muerta.

¡Por Dios! ¿Era posible que fuese mi culpa?

—¿Fue asesinada por los espíritus? —interpeló Susan.

Sentí como si el aire se volviera denso, dificultándome respirar. Me estaba ahogando. Apoyé mi espalda en la pared, luchando por controlar mi respiración.

Damien salió de la habitación con Rose en brazos. Colin se aproximó hasta mí.

—¿Estás bien?

Cuando alcé la mirada para encontrarme con sus ojos, contemplé su cara completamente ceñuda. Traté de recuperar el aliento antes de asentir.

Sujetando mis hombros, me condujo afuera, donde los demás seguían a Damien hacia el jardín trasero. Darren apareció con una pala oxidada en mano.

—Encontré esto en un despacho —dijo el chico, ofreciéndosela a Damien.

—Sostenla —le pidió este último a Jackson, entregándole a la muchacha muerta para agarrar la pala.

Comenzó a cavar un agujero en la tierra.

Me senté junto a Miranda, que se encontraba descansando sobre un montículo de piedra. Reparé en que sus ojos estaban enrojecidos y sus manos unidas temblaban.

—Uno de nosotros es un asesino —masculló con la voz más fúnebre que le hubiese escuchado emplear.

Ella nunca estaba deprimida, solía ser una chica sonriente y alocada, excepto hoy.

—No lo sabemos con certeza —repliqué en voz queda—. Escucha, todos nosotros queríamos a Rose. Y la verdad es que no sabemos con seguridad si estamos solos en este hotel. Con lo del viejo gerente, no estoy segura de nada. Además, cualquier persona de la calle pudo haber entrado y hecho esto.

El Hotel NightmareWhere stories live. Discover now