Se conocieron una noche aunque no de forma amable. Una mala anécdota.
El negocio de su madre será el elemento que los hará volver encontrarse.
Contemplando el cielo de la noche sabrán que el amor existe.
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Volvíamos a la cancha donde Yoongi ya había disputado un encuentro deportivo y yo pasado parte de mi infancia. Íbamos en una caminata en pareja hacia ese lugar, juntos, siendo cercanos pero sin tomarnos de la manos, estas se iban rozando en un balanceo, podíamos haberlo consumado a pesar que el muchacho llevaba el balón de básquet que mi hermano nos brindó bajo su responsabilidad sin embargo las muestras de afecto en lugares público seguía siendo algo difícil para él, aún se mostraba reacio a ese aspecto, tampoco es que yo estaba tanta lejos de esa cuestión, de igual forma consideraba la caminata una romántica, mi burbujeante lado rosa se llenaba de corazones chispeante de amor hasta que se vio interrumpida, mi recorrido en el camino del amor se vio frenada cuando nos encontramos a Dongsun.
En ese acercamiento nos habíamos quedado estáticos los tres al vernos incómodamente cerca. Se torno bastante engorroso. Dongsun se encargó de llevarlo a la siguiente categoría a determinar por su cuenta que era una grandiosa idea estrecharme entre sus brazos en su afán de importunar a mi novio, consumo el abrazo platónico, mi resistencia ante tal provocadora actitud dejo a la vista una insoportable y descarada porción de su personalidad. No sé permitió quedarse a recibir algún tipo de reclamo o descontento. Yoongi no replico de ningún modo, inclusive cuando provocación del mencionado fue dirigida plenamente a él.
Dejamos el agobiante acontecimiento detrás, el tramo sobrante a nuestro destino no fue igual, nuestra energía fue diferente.
Así que aquí estábamos, una aparente calma lo viste durante sus lanzamientos libres. Yoongi lanza una y otra vez el balón de baloncesto, en ocasiones atraviesa fácilmente el aro, las sobrantes sigue un trayecto distante, nada estaba yendo como debería, se ha arruinado nuestro entorno, distrayéndome, esperando que fluyera una mejor disposición de ambas partes una pequeña piedrecilla me induce a usarla de entretenimiento.
A la ovalada piedra la hago girar, dar algunos saltos, lanzarla a una corta distancia y luego ir por ella, estaba entreteniéndome solitaria como un niño en un parque jugando por su cuenta, cuando me planteo el aspecto que estaba dando elijo arrojar lo más lejos posible el duro objeto.
Tengo el brazo alzado en el aire apunto de ejercer la fuerza necesaria para deshacerme de la piedrecilla cuando Yoongi detiene su actividad, gira en su mismo eje y me nota, alza una de sus cejas, llega conmigo antes que pueda parpadear.
—¿Estabas tan aburrida? —pregunto señalando mi improvisado juguete.
—No, estaba disfrutando de la diversión que sólo una segura piedra te proporciona —digo haciéndola gira entre mis dedos, la acabo conservando—. Además, antes estaba mirándote, me gusta mirarte.
Yoongi aprieta los labios.
La extraña sensación se sigue manteniendo, no era agradable encontrarse en esa simultaneidad de sosegada conmoción. Trazo líneas imaginarias en un costado de su pecho para captar su atención.
