Prólogo

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Mis amigas y yo decidimos salir de copas

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Mis amigas y yo decidimos salir de copas. Venir a una discoteca que recientemente abrió hace unas cuantas semanas, muchos nos la recomendaron. Los últimos días fueron desastrosos, cargados de trabajos en la universidad y exámenes.

Necesitaba relajarme, me encontraba estresada muy estresada. Salir con mis amigas era la mejor opción para aliviarme del gran esfuerzo que llevaba mantener buenas notas. Así que no necesite ser convencida de algún modo cuando ellas lo propusieron. Si ninguna hubiera sugerido esta salida nocturna, hubiera actuado por cuenta propia.

Iba por el tercer vaso de vodka en dos horas. Mi problema con las bebidas alcohólicas eran lo amargas que parecían ser absolutamente todas y el zumbido retumbante en la cabeza que te dejaban de regalo.

Cada que bebía no podía evitar recordar aquella anécdota escolar. Siendo menores de edad con un grupo de compañeras concluimos que era una magnífica idea beber juntas por primera vez. Todo se llevó acabo en la pijamada organizada en casa de Nian. El resultado de esa experiencia fue acabar vomitando durante la noche y despertar al día siguiente muy desorientada. No nos descubrieron cuando mi madre fue por mí temprano, sucedió luego de unas horas cuando sus padres encontraron toda la evidencia en su habitación. Mi castigo fue tan severo que llegué a pensar no librarme jamás de el.

Seguía aún en la barra, no había realizado aún ningún movimiento para sacar plática o baile con alguien. Haesun y Jiwo, mis amigas, ya habían encontrado con quien pasar un rato agradable.

Haesun desde nuestra llegada no perdió oportunidad para ponerse a menear las caderas al ritmo de la música que sonaba con un muchacho de cabellos cortos. Por otro lado, Jiwo estaba de parlanchina con un extranjero que se mostró interesado en ella. Yo sólo las observaba, bueno las estaba observando porque en estos instantes ya había perdido de vista a las dos. Luego tendría que ir a buscarlas.

Únicamente me dedicaba a ver entrar y salir a las personas por la gran puerta de entrada, en espera de alguien que me resultara interesante, con quien pudiera entretenerme.

—Creo que no haré nada, supongo que esperaré sentada aquí toda la noche a esperar que ellas terminen con lo suyo —me susurro a mi misma —. ¿Por qué eres así Iseul? Se supone que viniste a divertirte no a estar sentada —continuó reprochándome.

Suelto un suspiro casi derrotada.

Mi desesperanza pronto se ve opacada al ver ingresar a un chico de cabellos negros. Vestido con jeans y una chaqueta que solían llevar los motociclistas. Seguí su trayecto hasta verlo sentarse en una mesa vacía.

Me dedique a observarlo bajo la poca luz que ofrecía el ambiente. Era guapo. No fui la única en notarlo. Una mujer de brillante cabellera se le acercó a invitarle un trago, la rechazo con silencio total y dirigiéndole una mirada con ninguna pizca de interés. Con los ánimos en añicos la muchacha regreso con los suyos, un joven muchacho de su mismo grupo se encaminó esta vez hacia el recién llegado. Obtuvo la misma respuesta nada grata. Si hubo en mí una pizca de querer acercarme, estas se vieron enterradas bajo mil metros bajo tierra. No quería ser rechaza, al menos en esta ocasión.

Estaba decida a no ir con el pelinegro. Sin embargo observarlo en silencio seguía siendo mi propósito. Para entonces seguía muy quieto en su asiento, sin hacer nada en particular.

Sus ojos derrepente se encontraron con los míos poniéndome en alerta. Nos miraramos fijamente por unos segundos donde no fui capaz de esquivarlo. La sonrisa de medio lado que se forma en su boca me hace reaccionar.

¡Rayos! ¡Se dio cuenta que estaba fijándome en él! ¡Maldita sea!

No vuelvo a girar para darle la cara. Quería minimizar la escena vergonzosa que provoque.

Seguro lo estuve viendo con cara de boba. Mi orgullo caía al piso.

—Un trago fuerte —le pido al hombre encargado de servir los tragos.

Rápidamente la preparó a mi pedido. Sirvió con profesionalismo, con las mismas fue con otra persona que requería sus servicios.

Me dispongo a tomar mi bebida, mientras el movimiento de alguien acomodándose a lado mío casi consigue distraerme, no tomó importancia. Ni siquiera me dispongo a saber de quien se trata con la ranura de la vista. Ya no quería saber nada de nadie. Mi derrota ya estaba marcada.

—¿No piensas mirarme? —escucho a mi lado derecho perfectamente a pesar de la bulla en el fondo.

Con esas tres palabras palabras sabía de quien se trataba sin ninguna necesidad de comprobar su identidad.

Ese maldito se había tomado la molestia de venir hasta aquí. ¿Acaso quería avergonzarme? ¿Humillarme?

Puse mi mejor expresión de indignación para dejarle saber que no iba a conseguir amilanarme. O algo parecido.

—Te equivocas. No esta mirándote a ti —miento sin tartamudear, sin temblor en la voz.

—Vaya, eres de las personas que niegan las cosas luego de hacerlas. Eres una cobarde —sentencia recalcando lo último.

La sonrisita que trae vuelve aparecer.

—No soy una cobarde —respondo elevando un poco mi tono —. Te estoy diciendo que no te miraba. Estás creyendo mucho. Vete a otro lado a molestar. No seas idiota.

No le hubiera costado nada dejarlo pasar.

En su posición se inclina lo suficiente para dar entender falsamente a los que nos rodean tener cierto grado confianza nada con fines amistosos. Mis ojos se abren por la sorpresa de tenerlo cerca.

—Entonces digamos que no estabas pendiente de mí —dijo bajando sus ojos marrones hacia mis labios, logrando que el nerviosismo se me dispare —. Iba a besarte si lo aceptabas. Has perdido la oportunidad. Tomaré tu palabra. Te complaceré largándome.

Sin esperar respuesta se va, dejándome completamente incrédula e indignada. Aún asimilando lo sucedido.

¿Por qué me pasaban estas cosas raras?

Esto era un claro signo que esta salida para mí no iba a mejorar.

Llamaría a papá avisándole que llegaría pronto. Quería estuviera pendiente cuando tocara la puerta, había olvidado la llave. Llevaría Haesun y Jiwo conmigo, sin darle oportunidad a quedarse. Sufrirían conmigo. Posiblemente se burlarían cuando escucharon lo sucedido.

Tuve suficiente por una noche.

Esperaba jamás volver a cruzarme en toda la vida con ese hombre grosero, nada considerado.



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One Night《 》Min Yoongi  (COMPLETA ) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora