Diecinueve

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Dejo la biblioteca universitaria a paso lento, llevo conmigo algunos libros,  debía culminar su lectura para la próxima semana, había casi volado a conseguirlos, alcanzar los tomos antes que otros estudiantes pudieran hacerse con ellos y no quedar...

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Dejo la biblioteca universitaria a paso lento, llevo conmigo algunos libros,  debía culminar su lectura para la próxima semana, había casi volado a conseguirlos, alcanzar los tomos antes que otros estudiantes pudieran hacerse con ellos y no quedará ninguno disponible, felizmente lo he logrado,  así que ya no tenía que preocuparme por ir a conseguirlos en un lugar distinto.

Los tres libros son pesados, si a estos le agregó que llevo mi cartera repleta de distintas cosas no tan necesarias acabo cansada muy pronto de cargarlas, descanso sólo un momento en el pasillo, cerca de la pared, así no impedía el paso a los demás, evitar sobre todo las quejas y muestras de fastidio que pudiera causar mi intromisión.  A esta hora hay muchos alumnos, profesores yendo en diferentes direcciones, a sus respectivos salones o desocupando estos.

Reanudo el paso, iría a  la cafetería, deseaba apaciguar el hambre que azotaba mi estómago, no lo dejaba tranquilo. 

Las escaleras de bajada eran peligrosa dada la carga que traía, me aseguró de evitar tropezar, voy fijándome muy bien en cada escalón descendido, tengo la certeza de llegar a salvo hasta la primera planta cuando sólo me queda un peldaño por superar. En cuestión de segundo esa seguridad se me es arrebatada, pierdo el equilibrio, intento sin  éxito evitar el tremendo tropezón haciendo ciertas maniobras,  caigo sobre las rodillas haciendo que los libros salgan disparados hacia adelante, al menos soy lo suficientemente rápida para colocar las manos contra el suelo antes  que mi cara logre estamparse de lleno, finalmente  la cartera que seguía en mi hombro se desliza a través del brazo. 

—Se ha caído —escucho decir a un estudiante que pasa a mi lado, en lugar de ayudarme  sigue de frente sin prestarme mayor atención.

Otras personas optan por el mismo actuar, pasan de largo fingiendo no verme.

—Dolió mucho —susurro, intento levantarme. Intento.

¿Dónde estaba el muchacho guapo, el príncipe azul que llegaba a sacar de los apuros a la chica en situaciones idénticas a la mía? Sabía la respuesta, ese hombre ideal estaba siendo protagonista principal de algún libro o película. En la vida real, no iba a parecer.

Tienes a Yoongi, me recuerda mi yo interior rebelde. Estaba sumamente insoportable esa personita que se escondía en mis profundidades incordiándome. 

Pues no está aquí.  No quiero pensar en él, cállate, le respondo firme, así se desvanece dejándome en paz. 

Pruebo levantarme de nuevo, al dolor lo dejo de lado. Una mano mágicamente ofreciéndome soporte.

—¿Te encuentras bien ? —formula preocupada una voz femenina—. Te ayudo, toma mi mano —indica agitándola. 

Una muchacha de cabello negros hasta los hombros es quien a acudido en mi auxilio, una chica guapa. En esta ocasión no recibía ayuda de  un príncipe, en su lugar una princesa a llegado, mostraba en su semblante preocupación. Su agarre es fuerte en mi brazo a pesar de sus delgada fisiología, cuando estoy restablecida hace muchas preguntas sobre alguna lesión que pueda presentar, la sereno indicándole que nada grave a sucedido. Ella ya calmada se pone a recoger los libros que se me han caído sin que se lo pida.

One Night《 》Min Yoongi  (COMPLETA ) ✔Where stories live. Discover now