Se conocieron una noche aunque no de forma amable. Una mala anécdota.
El negocio de su madre será el elemento que los hará volver encontrarse.
Contemplando el cielo de la noche sabrán que el amor existe.
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—Es todo, espero sus trabajos para la semana que viene. Es importante —nos recuerda el profesor Kim por enésima vez arreglando el nudo de su corbata mientras todos van dejando sus sitios.
Trabajos. Trabajos y más trabajos. Todos son importantes.
Voy de largo sin detenerme a escuchar cualquier cosa que se le ocurriera agregar.
Estaba en modo esquivar en todo momento a Dongsun, tenía toda una pauta marcada para no encontrármelo.
Quedé en verme con Haesun para contarle lo sucedido con el susodicho, había evitado platicarlo por teléfono para no alterarla y su reacción fuera ir a quemar la casa del muchacho, cuando lo supiera su animadversión hacia él sería más grande pero aún faltaba una hora para que pudiera reunirme con ella, sus clases acaban luego de eso. Sólo me quedaba esperar.
Mi programa de huida se va al tacho sin siquiera dar inicio cuando el castaño hombre que quiero evitar esta ya casi frente a mí, que lo tuviera así de cerca denotaba mis fallidas habilidades para convertirme en un exitosa escapita profesional.
Adiós a ser pionera en establecer el récord a encontrar la salida de un laberinto donde te encerraran en el menor tiempo posible.
Trato de escapar yendo en dirección contraría a la que me dirijo, es una muestra clara de querer evitarlo.
—Necesito hablar contigo.-pide pasos atrás.-Concédeme unos segundo, por favor —insiste, suena agobiado.
La persecución continúa por unos metros donde no estoy dispuesta detenerme, ignorándolo en su totalidad. Felizmente Dongsun no intenta detenerme a la fuerza.
En un rayo de iluminación pienso mejor sobre las consecuencias de mi actitud. Sé que estar huyendo cada que nos cruzáramos tornaría a mi vida universitaria convertirse en un infierno.
Saco el coraje para enfrentarlo, quería actuar razonable por ambos. Sería tan enfermizo seguir arrastrando esta relación.
—Está bien. Hablaremos aquí, no pienso ir a otro lugar —digo firmemente, sugerir otro ambiente para resolver esto culminaría con mis intensiones de solucionar este problema. El descontrol que experimento seguía fresco en mi memoria, era incapaz de volver a meterme en un episodio igual.
El castaño trae unas visibles ojeras, posiblemente no logró dormir toda la noche por lo ocurrido. Su ropa arruga de tonalidades distintas parece haber sido escogida al puro azar.
—Está bien —acepta sin ninguna objeción—. Nos quedaremos aquí, estoy muy bien con eso.
—¿Qué quieres decirme? —me apuró en preguntar, mi intensión era solucionar esto con una breve intervención. Si antes era incómodo estar con él, esta ahora sobrepasaba las barreras de la incomodidad.
