Capítulo 50.

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{Ashton Collins en multimedia}



Adrienna's POV.

-¡Arriba!. -gritan y salto del susto. -¡Arriba, Adrienna!. -vuelven a gritarme.

-Ya estoy despierta, pedazo de idiota, estoy tratando de calmarme para romperte la cara a golpes. -digo de mal humor mirándolo fijamente.

Cuando salga de acá, él va a ser al primero que mate y a toda su familia. Nunca olvido un rostro.

-Que fina. -dice con ironía. -Que mal que no vas a poder hacerlo, madam.

Sigo sin sacarle la vista de encima. Respiro profundamente para poder calmarme pero con la sonrisa de arrogante que me mira se me está haciendo muy difícil. Demasiado para mi mala suerte.

-Es tan lindo verte ahí adentro. -comenta sonriendo. -No sabes por cuanto tiempo te buscamos. -ríe. -Y ahora estás acá por voluntad propia, ¿Cuál es la trampa, Ginoccio?. -pregunta.

Sonrío de lado, todavía mirándolo, y me levanto de la cama de mi celda para quedar frente a frente con él. Agarro los barrotes de hierro que me separan del idiota.

-No hay trampa y si la hubiera no te diría. -digo sonriéndole.

Gruñe y le pega a los fierros. No me sorprendo ni me corro. Sigo cada movimiento de él con mi mirada. Está enojado. ¿En serio creyó que YO iba a abrir la boca contándole todo? ¡JÁ! idiota.

-Bien, si no hablas por las buenas va a tener que ser por las malas. -dice y empieza a buscar la llave de mi celda.

-Primero, ¿eso no es ilegal?; segundo, no voy a hablar ni aunque me tortures y, tercero, esas son mis frases. -digo sonriéndole mientras abre la celda y me esposa.

-A nadie le importa lo que te pase, pero a mí si me importan mis compañeros. -dice cerca de mi oído mientras me obliga a caminar delante de él mediante empujones. Suelto una risa irónica.

-Te estás metiendo solo en la boca del lobo. -digo lo más alto posible para que escuchen los demás prisioneros y el idiota que me va empujando.

-¡Miren a la reina de la mafia italiana!. -grita una haciéndome burla. -¿Qué pasó? ¿Te atraparon?. -pregunta fingiendo tristeza.

Paro de golpe haciendo que el policía detrás mío choque con mi espalda. Voy hacia la mujer que dijo eso y la quedo mirando fijamente muy cerca de la cara. Hago sonar los huesos de mi cuello consiguiendo que ella de un paso atrás con una pizca de miedo en su rostro y ojos. No se me escapa nada y menos ahora en el ambiente en el que estoy: o haces que te respeten y peleas, o te matan; y acá no hay nadie que me quiera viva.

-¿No vas a hacer algo?. -pregunta otra mirando directamente al policía.

Giro la cabeza hacia la derecha viendo como el idiota al que recién le hablaron está apoyado en una pared viendo todo con una enorme sonrisa. Frunzo el ceño y luego me doy cuenta de que eso es lo que en realidad quiere. Sé y sabe muy bien que si yo armo una pelea, aunque sea mínima, me puede llevar a donde el quiera para sacarme información sin que parezca que está haciendo algo ilegal. Muy buena jugada, pero conmigo no se juega.
Vuelvo a mirar a la mujer que me gritó con una sonrisa triunfadora mientras niego levemente.

Adrienna. ©   (2º libro) - Editando. Where stories live. Discover now