Papá, no llores por favor.

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Entonces las movió y movió hasta llegar a la de Marie. Sonrió de medio lado,  lucía alegre. Entonces fue a la foto donde estaban sus padres. Y soltó un largo suspiro.

- Nunca seré el padre que fuiste tú -dijo tranquilo- y tú madre... nunca dejaré de amar ni preocuparme por mi hija -entonces guardó las fotos.

Esto era incómodo. Y tengo miedo de que mi padre me descubra.

Entonces mi padre observó alrededor.

- Esta mesa parece... -dijo mirándola fijamente- ¿Manos pequeñas? -dijo y miró alrededor.

¿Cómo sabe que mis manos se detuvieron ahí?. ¿Estaban sucias acaso?. Y entonces miré mis manos. Y mientras las miraba mi padre me encontró. Lucía algo molesto. Suspiró y me tomo en brazos.

- ¿Qué te dije sobre entrar en este lugar? -me dijo tranquilo.

- Ehm... ¿Sorpresa? -dije riendo nerviosa.

Mi padre sonrió. Pero... mientras sonreía unas lágrimas descendieron de sus ojos, y su mirada se mostraba muy triste.

Se agachó hasta quedar a mi altura y me estiro hacia sus brazos. Me abrazo, con toda su alma. Sentí como si estuviera triste y sin evitarlo también me puse triste.

- Yo... -dijo sin dejar de abrazarme, su voz sonaba muy débil y quebrada- he sido una pésima persona en ésta vida desde mi nacimiento. Desde que nací, fuí motivo de peleas, muertes, de odio... -dijo abrazándome más fuerte- Y crecí comportándome como el peor ser humano de la historia, yo sólo buscaba algo, algo que me complete, algo que me diera un verdadero motivo de sentirme vivo y humano -y entonces me miró a los ojos.

Su rostro se mostraba muy triste, demasiado para ser él.

- Entonces cuando traté de entender y amar a alguien, alguien que me hiciera sentir que me sería útil, que me haría sentir... vivo, ella apareció, con su tierna sonrisa, su paciencia, su bondad... ella era perfecta. Por primera vez había dado gracias al llamado "Dios" de quien dicen, que es nuestro creador. Pero, nuevamente ella me fue arrebatada, o mejor dicho, me separé para no encontrarla nunca más. No recuerdo su nombre, no recuerdo su rostro, solo recuerdo, que me sentí feliz a su lado -dijo entre susurros.

Basta papá, ya no digas papá, porque sino, siento un dolor inmenso en mi pequeño corazón, siento tu dolor y tu tristeza.

- Entonces una vez, ví como supuestamente tener una familia te completaba. Y busque desesperadamente a mujeres que pudieran darme "una familia", de esas que anhelaba de pequeño, pero ninguna podía llenar mi vacío -y sonrió- Tú eras tan pequeña, tan débil, tan frágil, y no lloraste cuando me viste, sólo cerraste tus ojos, que estaban llenos de lágrimas, como esperando a que sucediera cualquier cosa, tú me miraste con una ternura, que me recordó a aquella chica. Y fue entonces, que decidí darte la oportunidad de vivir -me miró con sus cristalizados y brillantes ojos.

Deja de decir eso, me haces llorar, ¡Y también lloras tú!, ¿Por qué no puedo decirte nada?, ¿Por qué no me salen las palabras?.

- Y no me arrepiento, de probablemente, la única buena decisión que tomé en un maldita vida. Tú me completas mi preciada hija, tú me haces sentir un humano común y corriente, eres mi razón de vivir en este momento, y siempre lo serás. Y yo te protegeré y amaré hasta el día en que me muera. Y nunca, nunca te haré faltar la comprensión, felicidad y amor, nunca te odiaré hagas lo que hagas, nunca te despreciaré, ni te maltrataré, nunca podría siquiera lastimarte un sólo rasguño, nunca seré... como mi madre -su mirada ahora se mostraba más decidida, aunque aún descendían sus lágrimas.

¿Su madre?... empiezo a pensar que, tal ves, mi padre haya tenido una terrible niñez, una muy terrible.

- Y si el tal "Dios" existe, le rogaré que me deje estar a tu lado por mucho, mucho, pero mucho tiempo, y que nunca te pase nada malo en esta vida -se limpió sus lágrimas entonces y me sonrió- y perdóname... hice que lloraras por este hombre maldecido desde el primer día de su nacimiento... escuchame hija adorada de mi corazón, nunca, nunca permitas que te hagan llorar, nunca llores por otra persona, y espero que nunca tengas que llorar por nadie en tu vida, el único que puede hacerte llorar, soy yo, tu padre -dijo y me dió un beso en mi frente.

Yo imité sus acciones, y me limpié las lágrimas. Él había dejado de abrazarme cuando se limpió sus lágrimas. Y entonces le sonreí ampliamente.

- Te amo papi, ya no llores, por lo que, sucedió antes. ¡Yo prometo!, que serás mi querido padre, hasta mi muerte -dije lanzándome a abrazarlo.

El también me abrazo. Y estuvimos abrazados un buen tiempo.

Pase lo que pase, yo me convertiré en su hija perfecta, yo seré su todo, yo seré... una digna hija de Dave Galante. Después de todo, soy la ÚNICA hija del mafioso más grande y temido del mundo, yo soy... Camille Galante.

 Camille Galante

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Figlia Della MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora