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Haremos de cualquier lugar

donde haya jacarandas

nuestro pedacito de Italia,

es mi promesa para esta primavera

tan lluviosa como extraña.

Recuerda siempre

que donde veas el lila de las flores

y huelas aquel dulzor

estaré yo,

con los brazos abiertos esperándote

para decirte al oído

cuanto te quiero

cuanto te quise

y cuanto te he de querer.

Recuerda siempre

donde quiera que vayas, 

llevar contigo mis letras

y siempre que me extrañes

tómalas con amor y dulzura

como si sostuvieras mi mano entre las tuyas,

abre una de mis tantas cartas

y léeme una vez más,

deja que cada una de ellas,

te transporte de regreso 

a ese lugar lleno de flores

al que llamamos Italia.

Recuérdame siempre,

así en las tardes grises y lluviosas

como los días soleados,

aun cuando el sol quema mi piel,

sigue pensando

que te seguiré esperando

para abrazarte y quedarnos a observar el mundo

desde la frescura del pasto

mientras escuchamos nuestra canción

o mientras solo la canto

para ti

para nosotros,

mientras dejamos que la noche

comience a caer,

mientras me tomas de la mano,

mientras preguntas 

— ¿qué pasa?— 

cuando yo respondo 

— nada — 

pero es claro que pasa de todo,

sobre todo cuando me pierdo

en tus ojos

brillantes y claros.

Llévame siempre contigo,

te lo pido como se piden los milagros,

pues esto que tenemos

es cómo uno de esos,

por los que la gente espera

hasta un millón de años.

CATÁSTROFEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora