Todos tienen su momento,
para nacer, para morir,
para enamorarse
o hasta para dejarse seducir
por el mismísimo diablo
disfrazado de cordero,
eso lo aprendí a la mala
y de mi error no me recupero;
pues cuando vives con alguien
que literalmente te roba el alma
es difícil volver a empezar;
pero no estamos aquí para hablar de mi,
aunque siempre lo parezca,
sino de esa,
su nueva victima.
Aquella pequeña criatura
tan toxica como indefensa,
pero tan grotesca como hermosa,
con ese nulo balance entre los opuestos,
pues siempre le gusto vivir en los extremos
para hacerse notar,
para hacerse sentir
y hacerse necesitar.
Todavía huelen tus flores
a ausencia y despedida,
todavía duelen tus palabras,
como cuando recién se abre la herida.
Me tiemblan las manos
y el alma,
cuando le pido
Venga a sentarse a mi lado
Aunque se perfectamente que no me escucha,
pues le es difícil entre el ruido de sus berrinches.
Hay tanto que tengo por decir,
no ha llegado su momento,
soy consciente de ello
y que implica tremendo impedimento,
que me mete en apuros
por meterme donde no se me llama,
por el simple hecho de decirle lo que siento.
Pero no puedo quedarme callada,
no puedo dejarle sin saber nada
de lo que él es,
de lo que le espera
si con ese monstruo ella se queda,
de lo que duele
despertar una mañana
con más cicatrices emocionales
de las que te imaginaste llegar a tener,
de lo horrible que es dar todo,
y no recibir nada a cambio,
salvo migajas de amor
que te vende como su todo,
como lo que mereces,
como lo que hay.
Enseñando a conformarse,
con lo poco de amor que da,
con esos besos ocasionales
vacíos de todo.
No puedo dejar que siga ciega como está,
no quiero que siga por la vida,
necesito hacerle saber de todo esto,
de todo lo que ignora,
por verle feliz,
aunque él no merezca nada.
No quisiera quedarme solo viendo, como le hace lo mismo,
que me ha hecho a mi.
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CATÁSTROFE
Poetry«La poesía tiene una puerta herméticamente cerrada para los imbéciles, abierta de par en par para los inocentes. » Aldo Pellegrini.