Las veces que me has abrazado no me siento tan sola
o solo es que no me duele tanto mi soledad,
pues me sostienes
y me dices que nada malo habrá de pasar
mientras sostienes mi mano
y me invitas a pasar.
Mientras ofreces una taza de té
o un poco de flor de azar,
mientras me cedes una siento
y me cubres con una manta,
mientras me dices tiernamente
que esperabas el momento
de escucharme a tu puerta tocar,
pues extrañas mis visitas,
extrañas mis risitas
en el patio sonar;
y espantar a las aves mientras corría,
mientras al resto de los vecinos
hacía rabiar,
y me doy cuenta que llueve
y no fuera;
no son gotas golpeando la ventana,
sino mis propias lágrimas
mojando mi propios cristales.
Mientras con la manta trato de limpiarlos,
me acaricias el cabello y besas mi frente,
¡oh, como te he extrañado!
Y mis ojos siguen dejando salir todo,
pues estas no son lágrimas
son recuerdos que ya no necesito.
Y mientras tanto, te sientas y me escuchas,
sin decir palabra,
pues no lo necesito
sé que estoy aquí para decir verdades
que muchas veces no puedo admitir,
y solo sonríes al darte cuenta que he crecido
que sigo aprendiendo
y que busco ser mejor,
no para alguien sino para mí,
y te enorgulleces de ver que me quiero
y que me quiero bien,
por esto estoy aquí tomando té,
sosteniendo tu mano.
Y hay veces que solo necesitas quien se ría de tus chistes,
quien escuche tus historias,
quien se quede cuando el sol comienza a caer
y el frió acaricia tu piel;
a veces lo que necesitas no es un amante o un amigo
sino una noche entera hablando contigo.
ESTÁS LEYENDO
CATÁSTROFE
Poetry«La poesía tiene una puerta herméticamente cerrada para los imbéciles, abierta de par en par para los inocentes. » Aldo Pellegrini.