La primavera comenzaba a dejar ver sus primero retoños,
cuando me dijiste
ese será mi favorito,
sonriendo al ver como el durazno
que con tanto amor cuidaste
comenzaba a florecer.
Recuerdo ver tu sombra
dibujaba en el piso
junto a la mía, un tanto más pequeña,
mientras veías por la ventana el sol caer
y el sol calentaba tus mejillas
y yo me aferraba a ti
sin darme cuenta
que esa sería la última vez que estaríamos así,
y ahora estoy aquí mismo,
un año después
en esta casa que me reuslta tan extraña
que ya no se siente tan cálida como entonces,
pues no estás a mi lado,
el sol no brilla
y el durazno no florece.
Lastima que ya no pinte tu cuadro,
te fuiste justo cuando comenzaba,
dejé a medias tus piernas;
planeaba pintar tu sonrisa
o tu cabellera alborotado,
aun no me decidía
con los colores que quería usar
pues esperaba encontrar el tono perfecto
para cada uno de ellos dibujar.
Estaba empezando apenas
A plasmarte como siempre quise,
con la luz del sol dando a la ventana
y dibujando un halo dorado a tu alrededor,
pues así es como siempre te he visto:
como una creación divina,
digna de todo mi amor y admiración,
como algo más allá de lo que merezco...
O quello que tal vez fue demasiado para mí,
y al final se dio cuenta
y se dio la media vuelta
para buscar algo mejor.
Sé que me quisiste,
como solo tú supiste hacerlo,
besando mis heridas,
acariciando mis sueños,
incluso coleccionando mi llanto,
con tanta delicadeza
con tal encanto;
que no puedo terminar de agradecer
a la vida por haberme dando tanto.
Recuerdo a veces
en mis días de melancolía
que yo solía hablarte mientras dormías,
con el fin de que no respondieras
solo que me escucharas
decirte cuanto te amaba,
recuerdo que al manecer
te contaba mis extraño sueños,
y solo reías y me abrazabas,
pues en el fondo sabías que a nadie más se los contaba.
Pero al final te fuiste,
y me quedaron tantos colores sin usar
y los combiné todos...
Y quedó solo el negro,
tan triste y solo como yo,
y quise pintar cada rincón de la casa
con mis sueños rotos,
pero me pareció inútil,
eso no te iba a hacer regresar.
Y al final solo teñí de negro mis clavículas,
un poco en señal de luto,
otro poco como refuerzo;
pues son las que soportan el peso de
todo lo que me ha dejado,
las dibuje rectas y sanas,
sin ninguna grieta,
pues ahora son mi soporte,
pues las dibujo haciéndolas vigas,
que me sostienen,
que me hacen no desvanecerme.
Ya no pinté ni un centímetro más,
planté un nuevo árbol,
no sé aún que sea,
no tengo prisa por saber,
esperaré a que florezca;
lo he de cuidar
como quisiera que alguien cuide de mí,
pero yo no me iré hasta saber
que estará bien si yo me alejo,
no por que sepa que depende de mí,
sino por que no le arrebataré el cuidado
cuando menos pueda valerse por si mismo,
sé que suena dramática
semejante visión,
pero no quiero hacer maletas
hasta verle alzarse por su cuenta,
así como yo espero estar
para entonces:
completa.
ESTÁS LEYENDO
CATÁSTROFE
Poetry«La poesía tiene una puerta herméticamente cerrada para los imbéciles, abierta de par en par para los inocentes. » Aldo Pellegrini.