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Chittaphon podría parecer excéntrico, y en verdad lo era. Porque estaba en su universidad, aunque ni siquiera sabía para qué estaba allí. Después de todo, si pronto moriría, ¿para qué pasaría sus últimos meses encerrado en un salón de clases?

Había tantas cosas que quería hacer antes de morir.

Chittaphon quería enamorarse, quería tomar smoothies de frutilla hasta congelarse el cerebro, quería bucear, quería conocer algún otro país, quería romper los platos que con tanto cuidado su tía siempre le mezquinaba, quería acostarse en el pavimento, ir a una fiesta en una playa. Tantas ideas que de pronto aparecían en su mente.

Quería hacer algo memorable, algo que hiciera que la existencia de Chittaphon Leechaiyapornkul no pasara desapercibida en el planeta tierra, no entre miles de otras personas que nacen y mueren todos los días.

No es necesario que fuera algo tan grande, con que un par de personas recordaran su nombre. Él estaría feliz. Pero, hasta ahora, los únicos que sabían acerca de él eran sus familiares y un puñado de conocidos que, probablemente, lo olvidarían en un par de años.

Se paró frente al tablón de anuncios, porque era tan masoquista que estaba allí para verlas esas muchas otras cosas que tampoco podría hacer y que llamaban la atención.

Entonces, frunció el ceño cuando notó que había un mensaje escrito en código binario. Miró sobre sus hombros y a cada lado, entonces se acercó más y arrancó el papel con cuidado, para poder ver el mensaje completo y así entender lo que quería decir.

Se sorprendió cuando se encontró con el simple pedido de alguien que pudiera construir una máquina a partir de unos planos. Eso no era tan difícil.

Sin embargo, el hecho de que estuviera escrito en código binario le hacía pensar que no debía ser una cosa tan buena y simple como aparentaba. Si no, lo habría puesto en un lenguaje que todos pudieran entender.

Pero quizá, no era nada malo, si no que solo era una persona excéntrica que, como él, quería rodearse de gente que tuviera gustos similares. Tomó el papel y lo dobló, metiéndolo cuidadosamente en su bolsillo.

Quizás esa máquina era tan importante que quería alguien que supiera de programación de antes del período de equilibrio.

Chittaphon podía ser alguien temeroso en cuanto a romper las leyes se trataba, pero también era alguien sumamente curioso. Y aquello había picado su interior, causando que su estómago se resolviera hasta el punto en que los dedos le picaban.

Esto era lo memorable que él quería hacer antes de morir.

Tomó su teléfono y llamó al número que la persona había dejado en aquel papel.

dreamlandWhere stories live. Discover now