Curiosidad.

294 71 6
                                    

DongYoung miró hacia todos lados, probablemente el Capitán Oh estaría bastante decepcionado de que lo pusieran en otro pelotón. Además, todos sabían que el Capitán Moon estaba ciertamente loco. Incluso se habían corrido rumores acerca de que estaba enfermo, pero su funcionalidad terminaba acallando todos esos rumores. 

Como sea, DongYoung no lo conocía y tampoco le importaba, lo único que quería era curarse de aquel disparado para poder volver al trabajo. Cierto, su muslo le dolía como a un condenado, pero eso no evitaba que pudiera seguir trabajando en perseguir criminales. 

  — Doctor Jung, se lo requiere en el Ala Este del Hospital — se escuchó una voz feminina en el altavoz. DongYoung volvió corriendo a su habitación y se tiró a la cama, como si siempre hubiera estado ahí.  

Pero se lamentó porque en serio le dolía cada paso que daba, el problema es que no quería estar ahí, porque debería estar en Tailandia. Si llegaban a encontrar aquella mánica, ninguno de esos dinosaurios con armas podrían entenderla tanto como él. Maldijo entre dientes. La herida se había abierto nuevamente y seguramente las enfermeras notarían que intentó escaparse por el camino rojizo que había dejado a su paso. 

Intentando hacer como si no pasaba nada, notó un grupo de frascos de muestras de sangre con la etiqueta de "contaminadas". Si estaban tan contaminadas, ¿por qué las dejaban ahí para que gente curiosa como él pudiera tomarlas? DongYoung se obligó a sí mismo a no prestarle atención, aunque parecían casi estar brillando con intensidad, dispuestas ahí para que él tomara uno de los frasquitos. 

Obviamente no están ahí para eso, se susurró a sí mismo. Pero la curiosidad que tenía era grande. Aunque, por supuesto no pensó en aquel conocido refrán: la curiosidad mató al gato. 

dreamlandWhere stories live. Discover now