Capítulo 18: 'Mi hermoso irlandés'

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Pasamos el resto de la mañana del sillón a la cocina, íbamos a buscar comida y volvíamos. La mesa ratona se encontraba llena de platos, envoltorios de comida, vasos y cajitas de dvds. Habíamos llevado hasta colchas ya que había refrescado, y como nos habíamos sacado las zapatillas comenzábamos a sentir frío.
Jugamos como niños o los adolescentes que solíamos ser. Nos pegamos y tiramos comida, reímos a coro con la película e incluso derramamos unas lágrimas.

Después del almuerzo, vimos una realmente triste y a la mitad comencé a llorar desconsoladamente. Niall se asustó a causa de mis resoplidos.

- ¿Querés que la saque? - dijo tomándome de las manos, a lo que yo negué con la cabeza - ¿Querés agua? - volví a negar - ¿Comida? - otra vez no, quería que me abrace pero lo me impedía su agarre de manos, y no podía calmarme como para decirle - Ya sé - dijo convencido y me tomó en sus brazos.

Pasaron cinco minutos en los que seguí llorando y comenzó a llover más fuerte.

- Empapaste toda mi remera - dijo con una risita.
- Lo siento - dije con la voz ahogada - Podes ir a cambiarte si querés.
- Seguro ahora se seca - dijo soplándola un poco cuando reparó en mi mirada fija sobre su cara. Se inclinó más hacia mí y se acercó mirándome a los ojos. Los míos iban de su boca a los suyos.
- ¿Cómo podés seguir siendo tan cautivante? - dijo en un murmuro cerca de mis labios.
- ¿Cómo podés serlo vos? - dije sonriente y ruborizada. Después de tantos años seguía haciéndome sentir especial.
- Parece que lo soy sólo para vos - dijo posando su mano en mi mejilla y secando la lágrima que colgaba del borde de mi labio. - Te extrañé demasiado.

Me acerqué un poco más, cerré mis ojos y no tardé en sentir sus labios con los míos. Esos labios que tan bien conocía.
Me sujeté de su cuello, y él suavemente me tomó de la cintura tirando de ella para recostarme en el sillón. Al sentir su cuerpo sobre el mío me puse nerviosa, no era la primera vez que me encontraba en esta situación con él y eso lo hacía más raro.

Sentí el tirón que le dio a la colcha que nos separaba y cómo se acomodo sobre mí; nos alejamos unos centímetros y ví sus ojos azules brillando por la emoción del momento, le sonreí y me acerqué para darle un pequeño beso en los labios, luego en la nariz, la comisura de su boca y luego otra vez sobre sus labios.

- Yo también te extrañe.

Nunca dejaré de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora