Reacción

588 58 2
                                    

El juego continuó, parecía que ese estadio era como una maldición, tuvieron que lidiar con el partido y la preocupación, a duras penas lograron ganar con un 2 a 1 y volvieron a ir a ver al pitcher, para enterarse de que sólo estaba durmiendo, pero estaba bien.

Cuando abrió los ojos, nadie estaba a su lado, y entonces se sobó la cabeza para tratar de recordar lo que había pasado, pues ya había notado que se encontraba en una enfermería, los recuerdos lo golpearon como dagas y... recordó lo que había pasado con sus compañeros aquel frio día, porque aunque el sol hubiese salido, aun había frio en su alrededor.

Lloró por segundos y se limpió los ojos, justo a tiempo para que sus compañeros entraran y se acercaran corriendo a él.

-¿Eijun-kun?-

El castaño le dirigió la mirada dulcemente, como se suponía lo estaba haciendo desde que regresó a la escuela que le había hecho todas esas cosas... mientras el pelirosa soltaba el aire contenido y se tranquilizaba de verlo "normal"

Los chicos le dijeron cosas bonitas, como el que se habían preocupado por él, que no sabían que hacer cuando se fue en ese estado y que estaban realmente felices de que estuviera bien.

Nabe estaba en la escuela, analizando la parte en la que Sawamura estaba a punto de desvanecerse y observó ese pequeño detalle... lágrimas en los ojos del menor, su mente comenzó a maquinar cosas, llegando a una conclusión que confirmaría cuando viera a Sawamura de nuevo, por lo pronto, escondió la cinta para que sus compañeros no la vieran, aunque la buscaran.

Al regreso de Eijun, dudó de la conclusión que había tomado y se relajó notablemente por ello, pero... lo observaría detenidamente por algunos días.

Los menores lo recibieron con gusto y estaban tan preocupados por el como lo habían estado sus sempais, incluso Okumura se acercó a su rostro para verificar que todo estuviera en orden, y de cerca, muy de cerca, logró sentir algo que jamás había sentido, la vista de Sawamura era ligeramente distinta para él, más no pudo detectar exactamente en qué forma.

Los de tercero graduados que habían ido al partido, fueron de visita y se acercaron a él para recibirlo con una sonrisa cálida, de entre todos ellos, Chris se acercó y le dijo palabras realmente tiernas, puesto que ya se había dado cuenta de que no le habían dicho nada y que el menor no sabía lo que había pasado... en ese momento, miró sus ojos y él si distinguió esa diferencia mínima, abrió un poco más los ojos y disimuló con velocidad para que nadie lo notara, siendo el único en notarlo, porque para él, era imposible que Eijun lo engañara con una farsa, había llegado a conocerlo tan bien, que lo sabía, simplemente lo sabía, pero... ellos se merecían eso, merecían que les mintiera, después hablaría con él.

Unos ojos más lo notaron, y también lo ocultó, no diría nada, porque necesitaba saber lo que el menor estaba pensando, imposible engañarlo, a él, ni el mismo Chris lo podría engañar, nada ni nadie lograría saberlo de su boca, él conseguiría la información sin hablar con Sawamura.

Más tarde, toda la multitud se fue y Kazuya, que no había hablado con el menor, se acercó para decirle sinceramente que estaba más tranquilo al verlo bien, Eijun ocultó sus manos y sin muestras de nervios le sonrió sinceramente, como pocas veces lo hacía.

-No soy tan débil-

Hizo un gesto de paz y Miyuki se fue dejándolo con Chris, porque sabía que el mayor querría asegurarse de que su pupilo estuviera bien, excepto que alguien más escuchaba sin ser visto por detrás de las paredes.

-Sawamura, a mí no me engañas-

-¿Chris-sempai?-

-Sé que te han hablado mucho de mí, y que te contaron de los de tercero, al menos sé que Miyuki hizo eso, pero... sería capaz de reconocer tus ojos a donde fuera, conozco la tristeza de tu mirada, y esa mirada, sólo es comparada a la que tenías antes de perder la memoria-

-Yo... no...-

-Dímelo, ¿Qué estás pensando?-

-Yo... sólo no quiero perderlos...-

-¿Qué?-

-Si ellos lo saben, volverán a dejarme... no quiero eso-

Bajó la cabeza un poco, Takigawa lo supo en ese momento, el castaño no sólo había perdido la memoria, no sólo había sido lesionado, antes de caer en el plato, se perdió a sí mismo, eso le molestaba, estaba enojado con Miyuki, jamás le perdonaría ver a su estudiante así.

-Sawamura...-

-Por favor, no les diga nada-

Eijun lo miró y le dedicó esa mirada llena de dolor y angustia reprimida, mientras unas silenciosas lágrimas caían por sus mejillas y sus cabellos inocentemente trataban de cubrir el inicio de esos caminos de agua salada.

-No te preocupes, no diré nada- "No por ellos, lo haré por ti, hasta que sepas que no fue tu culpa"

Lo conocía, le dolía admitirlo, pero... esa era la clase de hombre que era Sawamura; uno que se culparía por el dolor ajeno, por las derrotas del equipo, por la fuerza que no tenía a pesar de ser el más fuerte de todos ellos. Sabía que él se recriminaría sus errores, metiendo su dedo en la herida, sangrándola con más fuerza; que se sentiría responsable de lo malo, aunque la culpa no fuese suya; e indigno de lo bueno, negándose sus propios aciertos en el fondo de su alma; aquel que dejaría que arrasaran con su corazón, a pesar de estar tan terriblemente lastimado y llorar constantemente por ello. Doloroso, cruel, imperdonable, pero esa era la realidad; una que jamás dejaría de ser parte de Eijun; una que él, ni con todos sus esfuerzos podría cambiar; aquella que lo hacía especial, diferente a los demás, aquella que lo hacía ser simplemente SAWAMURA EIJUN, el chico dulce e inocente de los OJOS BRILLANTES.

Le acarició la cabellera y sacó una sonrisa dulce de él, para después ver como una sombra se alejaba del campo techado de entrenamiento, asustado de que esa persona fuese Miyuki o Kuramochi, de que alguien revelara ese sentimiento que Eijun había suplicado esconder.

Aunque recobró la calma cuando pensó detenidamente que si hubiese sido alguno de ellos, lo habrían mirado diferente, su alma suspiró por lo bajo recuperando la cordura y tranquilizándose llevó al menor a su cuarto y lo dejó con una sonrisa, a pesar de sentirse dolido.

Y con esto, ya eran tres los que lo sabían, aunque uno de ellos dudaba, los otros lo sabían de la boca de Sawamura y ahora, las manecillas del reloj apuntaban a las 11:55 pm, a un paso de cambiar al nuevo día.

Ojos brillantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora