Capítulo 21

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La tensión en el ambiente puede cortarse, mi mirada no abandona los ojos de Aracnea en ningún momento. Estudiando cada uno de sus movimientos, deseando tenerla cerca para poder atravesarla con mi espada. Sea cual sea el trato que nos quiera proponer saldremos perjudicados. Pretendo salir de aquí con mis dos compañeros, y sobre mis piernas.

—Les daré al joven príncipe, pero a cambio —Aracnea saca su delgada lengua y la pasa por sus labios, saboreándose ante la idea de su plan. —A cambio, el pelirrojo debe quedarse conmigo y hacerme compañía en esta solitaria cueva

—¡Ja! Siento decirte que yo no juego de ese lado. —responde Fredic indignado.

—¿Por qué no te propongo uno mejor? —pregunto, ganándome la atención de ella. —Porque mejor no arranco tu cabeza y me llevo a mis amigos conmigo.

El rostro de Aracnea se desfigura por la ira, sus ojos —antes negros— ahora tenían un color escarlata. Fredic y yo nos preparamos para lo que nos avecina. El primer objetivo es sacar a Aaron de aquí; vivo.

—Entonces, los tres morirán.

Las arañas a nuestro alrededor comienzan a moverse lentamente hacia nosotros, como un depredador estudiando a su presa. En este caso, nosotros somos las presas. Nunca podríamos acabar con ellas, son demasiadas y nosotros solo dos. Miro a mi alrededor, estudiando y analizando mis posibilidades. Para liberar a Aaron, primero debemos llegar hasta él y liberarlo de esas telarañas. Pero, no sabemos si son lo suficientemente resistentes contra nuestras espadas.

¿Qué haría Aaron?

La primera horda de arañas ya está encima de nosotros, Fredic y yo comenzamos a atacar sin piedad. Con cuidado de no ser mordidos o no quedar atrapados en las telarañas. Todo pasa rápido, veo entre todo el desastre de la batalla como Aracnea se aleja unos momentos de Aaron; y también me fijo en que los ojos de Aaron se encuentran abiertos.

—¡Aaron! —grito con todas mis fuerzas para atraer su atención, sus ojos me encuentran entre todo el infierno.

—¡Emma! ¡Las gemas!

Sin entender a lo que se refiere miro el habitáculo una vez más. Buscando algún indicio de sus palabras mientras continúo luchando contra las bestias. Hasta que mis ojos dan con las gemas incrustadas en las paredes, brindándonos luz. Si mal no recuerdo, en la academia nos dieron una clase una vez, sobre las diferentes piedras y gemas que nos podríamos encontrar; y como usarlas a nuestro beneficio.

Intento hacer memoria sobre los tipos de gemas que vimos, pero en medio de la batalla es difícil pensar. Si te descuidas un segundo, tu cabeza podría rodar por el suelo.

—¡Si tan solo tuviéramos fuego! —escucho el grito de Fredic luego de haberse sacado de encima a cinco arañas.

Fuego...

Las arañas le temen al fuego, tiene razón si tuviéramos fuego podríamos crear una distracción, y salvar a Aaron. ¿Pero de donde conseguiríamos...?

¡Eso es!

Eso es lo que Aaron ha intentado decirme. Ahora recuerdo, las gemas verdes pueden utilizarse como explosivos. Solo debemos cortarlas, pero si lo hacemos nos quedaríamos a oscuras. Solo tendríamos algunos minutos, tal vez segundos. Muerdo mis labios nerviosa. Todo debe ser rápido, es crucial que así sea.

—¡Fredic! ¡Corta las gemas!

El solo asiente y se dirige a su izquierda mientras yo me voy por la derecha. Comenzamos a cortar las gemas que veamos, creando pequeñas explosiones que asustan a las arañas. Cuando éstas se encuentran dispersadas, salgo disparada hacia donde está Aaron. Sin pensarlo, corto con mi espada las telarañas, pero estas son demasiado fuertes.

La Guerrera de la LunaKde žijí příběhy. Začni objevovat