Capítulo 19

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Me encontraba sentada al lado de mi padre, él se encontraba limpiando su espada mientras yo lo veía maravillada. Nos encontrábamos frente a la tumba de mi madre. Al parecer, cuando mi madre vivía le gustaba ver a mi padre limpiar su espada, así que cada vez que la limpia; venimos aquí. Busqué con que entretenerme, hasta que mi mirada se posó en la tumba de mi madre. Me fijé en las elegantes letras.

"Nahiara Fairchild"

—Papá. —mi padre, deja su tarea y me miró

—Dime Emma.

—¿Qué significa el nombre de mamá? —pregunté

Lo miré solo para encontrarme una sonrisa nostálgica en su rostro. Siempre me ha dado curiosidad la vida de mi madre. Tengo entendido que mis padres se profesaban amor por donde quiera que pisaban, también sabía que la muerte de mi madre ha sido un golpe duro. A veces, escuchaba a mi padre llorar solo en la noche mientras llamaba a una Arya.

—Significa luz de la luna. Tu madre, tenía una belleza exótica y muchas veces la comparaban con la luna. Es igual a tu nombre, te pusimos Emma porque significa valentía y gentileza.

—Papá —mi voz sonó casi como un susurro, temerosa ante la siguiente pregunta. El solo me mira con su interminable ternura. —¿Quién es Arya?

Lo sentí tensarse a mi lado. Su mirada se posó en el horizonte, mirando a la nada. Tal vez buscando alguna respuesta, ante mi pregunta. No debe ser tan difícil.

—A veces, las circunstancias nos hacen cambiar algunas cosas de nosotros. Arya, es tu madre, así la llamaban donde vivía antes de venir conmigo. Cuando llegó aquí, se cambió el nombre a Nahiara.

Asentí.

Por algún motivo, no me molestó saber que el verdadero nombre de mi madre era Arya. No me molestó que me hayan mentido. Al contrario, una sonrisa se posó en mi rostro mientras recosté mi cabeza contra el brazo de mi padre.

—Ambos nombres me gustan.

—A mí también.

Por un momento miramos la tumba de mi madre, estuve tentada a escribirle Arya debajo del nombre. Pero me contuve, ese nombre solo quedaría entre mi padre y yo, casi como un secreto.

****

El recuerdo se repite en mi cabeza una y otra vez. ¿Cómo pude haberlo olvidado? Debí haber tenido algunos siete años, pero ahora el recuerdo niega a irse. Como un recordatorio de quien es mi madre, y de quien soy yo. Comenzando a sentir la conciencia regresar a mí, abro mis ojos lentamente acostumbrándome a la repentina luz. A mi alrededor, solo veo arboles gigantescos. Me fijo en los cuerpos dormidos de mis compañeros a mi lado, me incorporo para verificar su estado, pero una voz me lo impide.

—No te preocupes por tus amigos. Si el cuerpo no está acostumbrado al salto, este tiende a desmayarse. —la ahora familiar voz resuena en mis oídos, mi mano alcanza a Zafiro en mi cintura, pero la sombra al ver mi intención levanta una mano y congela la mía en el aire. —No voy a hacerte daño. Eres bien desconfiada, bueno no puedo culparte, tu madre era igual.

—¿Quién eres? —ignoro su monologo y voy directo al grano. —¿Por qué nos has ayudado?

—Mi nombre no puede ser revelado en estos momentos, pero no hay nada que temer. Solo soy un viejo amigo de tu madre. He sentido que has estado en peligro y decidí ayudarte.

La Guerrera de la LunaWhere stories live. Discover now