Capítulo 13

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Cinco días.

Cinco días en lo que me han tenido en la cama sin derecho a levantarme a menos que fuese para el baño. ¡Estoy harta! Quedarme en la cama me enferma más de lo que estoy actualmente. Por lo que al quinto día me pongo los pantalones bien puestos y exijo continuar con la misión. De hecho, me coloco a Zafiro en la cintura y salgo de la habitación con la frente en alto.

—¿A dónde vas? —escucho la voz de Fredic a mis espaldas, el cual ignoro continuando con mi camino. —¡Aaron! ¡Emma intenta escapar!

—¿¡Que!? —el grito de Aaron se escucha desde la cocina, pero también lo ignoro.

Salgo de la posada hasta donde se encuentran amarrados los caballos. Comienzo a preparar los caballos, según Henry debería esperar una o dos semanas más, pero ha sido suficiente. No voy a permitir que retrasemos la misión más de lo que ya ha sido retrasada. He descansado lo suficiente, además, ya caminar no es doloroso y puedo moverme a voluntad. Solo debo tener cuidado de no hacer movimientos bruscos.

Unos ruidos en la puerta me hacen levantar la mirada para ver a Fredic y a Aaron con el ceño fruncido. Los ignoro y continúo preparando a los dos caballos. Deberíamos buscar otro en el camino.

—¿Qué crees que haces? —escucho el gruñido de Aaron, ya durante esta semana se ha hecho costumbre que me hable de esa manera. Una vez intenté practicar mis bloqueos con Zafiro y me ha dado el regaño del siglo.

—Preparando los caballos para nuestra partida —. respondo como si fuera obvio.

—Emma no vamos a partir hasta que estés mejor —. Aaron mejora su tono de voz, pero éste continúa siendo tosco.

—Qué bueno, porque ya estoy mejor —. respondo terminando con los caballos. —Ya podemos irnos.

Veo a Aaron quien suspira ante mi terquedad. Tal vez hace días me mantuve en silencio ante su orden, pero no hoy. La misión debe continuar, cada minuto que perdemos es tiempo valioso perdido. Por lo que camino hasta quedar frente a frente a él.

—Aaron te voy a dejar una cosa claro. Aunque me digas que no nos iremos ahora, en la noche me voy a escapar y me iré sola a terminar esta misión. Así que o vienes conmigo o me voy sola —. espeto mirándolo a los ojos sin titubear. Veo la indecisión en sus ojos color esmeralda hasta que suelta un suspiro derrotado.

—¡Aaron! —. el reproche de Fredic me indica que he ganado.

Sonriendo victoriosa me acerco hasta Aaron para abrazarlo.

—Gracias.

No le doy tiempo de devolverme el abrazo ya que me separo de inmediato, me dirijo a ambos con una sonrisa en mi rostro.

—Nos vamos en media hora —. ordeno acercándome a Fredic y lo miro a los ojos. Los suyos muestran miedo e ira a la vez. —Tranquilo, todo estará bien.

Aunque el miedo de sus ojos no desaparece; asiente. Todos entramos a la casa para recoger nuestras pertenencias. Fredic va hasta Henry y Mary para explicarle la situación actual.

Es momento de irnos. El doctor y Mary nos miran con preocupación en el rostro. Mary a quien le he cogido cariño me envuelve en un abrazo maternal el cual yo gustosa correspondo. Durante estos días me ha cuidado, vendado e incluso aconsejado.

—Ven a visitarme cuando hayas terminado esta locura ¿vale? —pregunta una vez que deshacemos el abrazo, asiento a modo de respuesta. —Cuídate mucho, recuerda que deber tener las vendas unos días más. Te has curado rápido, pero debes tener mucho cuidado.

La Guerrera de la LunaWhere stories live. Discover now