CAPÍTULO 01

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Últimamente me es tan difícil verme en el espejo, tengo un extraño sentimiento de vacío y es frustrante no encontrar la razón del por que me siento así, aunque me doy una idea de donde proviene todo esto, admito que soy alguien muchos privilegios y que debería estar agradecido pero no me sentía del todo feliz y es vivir tratando de complace las expectativas de alguien hace que te olvides de lo que eres. Naces y creces cumpliendo esos sueños que no son tuyos, incluso aunque las intenciones son buenas no se sienten de esa manera, soy consciente de que debo hacer todo esto para ser alguien exitoso en la vida. No debería quejarme, lo sé, pero en este tipo de vida solo hay dos opciones, la número uno es resignarte y cumplir con lo que se te dicta, olvidando cada deseo que surja y la segunda opción es vivir con la decepción de esas personas que buscan tu éxito pero llegar a ser alguien para ti, lo peligroso de este segundo camino es el de nunca descubrir tu verdadero significado de ser feliz por el simple hecho de ser tu.

—Joven Tobías, debería apresurarse si no desea llegar tarde al instituto.

—¿Desear? ¿Acaso se me permite hacerlo? —ironice a lo cual Elena soltó una pequeña risa.

—El desear se le permite incluso a los seres más lamentables, lo difícil es realizar lo que desea.

—¿Acabas de llamarme lamentable? —pregunté bromista mientras terminaba de atar mi corbata.

—Yo sería incapaz de llamarlo así, joven Tobías. Solo aconsejó de que si quiere realizar algo haga el esfuerzo por obtenerlo, ahora, debe apresurarse, uno nunca sabe lo que el destino nos prepara, puede que te sorprenda.

—No creo en tal cosa como el destino —dije cuando Elena ya se había marchado pues estoy seguro que si ella me hubiera escuchado estaría dándome un gran sermón respecto a lo sorpresiva que es la vida y ahora mismo no necesitaba algo así.

Tomé mis cosas para salir de la habitación, mientras bajaba los escalones escuchaba las voces de mis padres, gire a verlos ambos estaban en la misma habitación pero ninguno se dirigía una sola palabra o mirada, estaban tan sumergidos en sus trabajos que no había nada ni nadie más importante, estoy seguro que si no fuese por Elena que cuido de mi desde que era un niño no habría llegado hasta esta edad, solté un largo suspiro y solo continúe mi camino, sabía que si me despedía de ellos no habría ninguna respuesta así que no tenía caso el intentarlo, siempre era así. Nada era diferente, mi rutina era la misma, el camino al instituto, los estudiantes y profesores, no había ningún cambio así que pensé que seguiría de esta manera hasta terminar el año pero me equivoque, extrañamente había un grupo de varios alumnos reunidos y se veían tan emocionados, me acerque pero seguía sin entender la razón de tanta emoción.

—¿Nuevamente el de intendencia esta peleando con una rata? —pregunte a Jackson, uno de mis compañeros de clase.

—Esto es mucho mejor.

—¿Qué sucede?

—Tenemos a un nuevo estudiante.

—¿A medio semestre? Bueno, ¿y que hay de interesante en eso?

—Es extranjera. Escuché que es muy bonita pero en especial muy sexy, que tiene muy buenos dotes —Jackson hizo un extraño ademán con sus manos, creo que intentó dar a entender que tiene muchas curvas.

—Por ese tipo de comentarios es que las mujeres perdieron su fe en los hombres.

Jackson soltó una pequeña risa de ironía para luego verme.

—Estoy seguro que también te va encantar en cuanto la veas.

—Pueda que comparta su opinión de que es hermosa pero no por eso voy a sacar la lengua y menear la cola como perro. Solo es una chica, ahora amigo si no puedes con las de tu país menos con las extranjeras.

El rey de los Idiotas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora