Un padre, y un tío

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Ya ha pasado un tiempo, y aún no vuelve. ¿Qué tanto estará hablando con Marie?, ya ví esta habitación de pies a cabeza, ya me la sé de memoria. Me aburro.

Entonces mejor haré algo. Trato de alcanzar mis pies con mis manos, pero estos apenas y se mueven. Son muy fuertes y pesados, no obedecen a lo que quiero. ¿Tal ves consiga girar a un costado?.

Finalmente escucho la puerta abrirse, escucho a mi padre y a Marie, y otras personas más, también escucho como algo pesado llega.

- Señor Dave, recuerde debe darle el biberón cuando quiere dormirla o si empieza a llorar de hambre. No se olvide de revisarla y cambiarla si se ha ensuciado, no se olvide de cambiarla así como le enseñé, porque podría irritarla o lastimarla. Ah, y debe revisarle cada vez que es posible. Ah y no olvide tener cuidado al dormir con ella, si usted llegase a aplastarla ella moriría asfixiada -escuché la voz de Marie.

- Sí entiendo, ahora lárguense -dijo frío como siempre.

Esto no me está gustando. Por lo que entendí no dormiré en mi cuna hoy, dormiré con este sádico. Y lo peor de todo, ¡El me cambiará!, ¡El me verá!, no quiero, no quiero.

- ¿Ah?, ¿Estás llorando?, ¿Tendrás hambre? -dijo acercándose a mí e inspeccionándome con la mirada- no, no debe ser eso, aún no es la hora que me dijo Marie -hablaba él.

Si, tengo una queja que presentar, ¡Quiero a Marie!.

- Hmmm, ¿Te habrás ensuciado? -dijo mirándome burlón.

No me agrada esa sonrisa burlona que tiene, ¡Lo odio!. ¡No te me acerques!, ¡Hey!, ¡Noo!.

- Hm, no está sucio -dijo después de revisarme.

Ésto es incómodo y vergonzoso.

- ¿Querrás que te cargue entonces? -dijo cargándome en sus brazos. Empezó a mecerme con mucho cuidado y la delicadeza que solo sus manos tenían curiosamente.

El me miraba muy atento, sonrió levemente.

- ¡Hermaaano! -interrumpió el grito de su hermano quien abrió de golpe la puerta.

- ¡Haa!, púdrete Pietro, sal de aquí -dijo molesto.

- Pero si la estás haciendo llorar, dámela -sonrió Pietro acercándose a nosotros.

- No, piérdete, no apareces en años, excepto cuando te conviene -dijo secamente mi padre.

- ¡Aaah!, vamos, ¡Sólo será un segundo! -decía enérgicamente él.

- Consíguete la tuya propia y déjame en paz -dijo irritado mi padre.

- ¡Vamos!, sabes bien que aún no quiero tener hijos, ¡Además para eso están las sobrinitas lindas como Cami! -sonreía el mirándole con cariño.

- Que no, ya lárgate, dijiste que te irías al anochecer -insistió mi padre.

- Si lo dije. Por eso vine a despedirme de mi hermano y mi querida Cami -sonrió mientras me tocó la nariz suavemente- Hasta la próxima Cami, vendré a visitarte más seguido -me sonrió.

- Ojalá y no vuelvas maldito idiota -dijo mi padre molesto aún.

- También te quiero hermanito -rió él y se fue.

Ya yo había dejado de llorar hace minutos atrás. Que bueno que el tío Pietro volverá a visitarme un día.

Luego de unas cuántas horas, y de haberme tomado ya mi biberón, mi padre me recostó a su lado, en su cama.

- Deberías dormir ya Camille -me dijo sonriendo dulcemente.

¿Ya dije que parece un ángel cuando sonríe de esa forma?, pero sólo en ese instante. El resto del día es Satanás en persona.

Escuché que empezó a tararear una canción, no sabía que siquiera conocía la música. Poco a poco empezaron a pesarme los ojos...

 Poco a poco empezaron a pesarme los ojos

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Figlia Della MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora