—¿Quieres algo para beber? ¿Un café? — pregunta de nuevo. No contesto. Miro algunos hilos sueltos en la manta que me ha entregado Yoongi por la noche. —Bien, traeré algo de café y unas galletas, y hielo para deshinchar la zona.

Me quedo en el sofá sintiendo que floto, absorto del mundo, recordando el número de llamas y mensajes en el celular. Deben ser de Taehyung o Hoseok. Si. Seguramente deben de haberse preocupado al no verme dentro del evento de Halloween. No hay razón alguna para pensar que puedan ser de... Sacudo la cabeza, agarrándome el cabello. No.

—Toma, Kookie. — la madre de Yoongi ha vuelto.

No tarda en dejar la taza de café caliente sobre la mesita, y un platillo repleto de galletas. La observo llevar su pijama puesto, mientras se sienta a mi lado poniendo una bolsita plástica en mis ojos. Ahogo una queja, pero salto de igual manera.

—Está muy helado. — murmuro.

—Es para deshinchar. — susurra, acariciando mi nuca.

Me hace pensar en mamá.

Ojalá fuera ella quien hiciera esto. Quien tomara el corazón destrozado de su hijo para acurrucarlo entre sus piernas.

—Recuerdo una vez...— su voz es suave y tranquilizadora. — Yoonie llegó una tarde después de sus clases en la secundaria. Venía con la camisa sucia y los pantalones rotos. Y su cara, su cara por Dios. Estaba llena de magulladuras y moretones. Cuando lo vi pensé que correría a mis brazos, aunque puede tal vez que yo estuviera esperando eso, en cambio corrió al salón en el fondo de la casa y se sentó a tocar el piano. Tocó toda la tarde, melodías que desconocía por completo, con tanta rabia... con tanta pena. Me quedé aquí en la sala de estar escuchando el dolor de su corazón a la distancia.

Pensé en Yoongi.

—¿Qué le había sucedido? — pregunté tímidamente.

—Jamás me lo dijo. — puntualizó, cambiando de lugar la bolsita. —Cuando tiene problemas, sólo va a esa parte de la casa y se sienta a tocar por horas. — esta vez masajeó mis parpados con sus dedos. —Nunca he hecho esto con él... Así que, por favor, si esa pena es tan grande para deshacer tu bello rostro, si es tan grande para tener que buscar refugio en otro lugar déjame siquiera escucharte, Kookie.

—¿Él está durmiendo? — inquirí dudoso. Ella asintió. — Son muchas cosas señora Min. — mi voz sonó ronca y desentendida. — Ya sabrá, que mis padres no están en una buena situación y que tuve que mudarme. La universidad está algo complicada. En fin... son muchas cosas. Sólo me siento solo.

Mentí.

Claramente ella lo sabe, y pese a eso sonríe entendiendo.

—Está bien, ahí se ve mucho mejor. — se para rápidamente y me guiña un ojo antes de dirigirse nuevamente a la cocina. —No olvides tomar tu café y comer, antes de ir arriba.

Asiento agradecido. A penas doy un sorbo a la taza y me hecho tres galletas a la boca, cuando corro escaleras arriba para entrar en la habitación de Yoongi, que está con los ojos abiertos mirando el techo.

—Se supone que el anfitrión debe ir a ver a su invitado, no al revés. — canturreo, asomando la cabeza por la puerta. Yoongi hace un ademán con la mano, y entro cerrando cuidadosamente.

—¿Te sientes mejor? — pregunta.

—Tienes una madre adorable, Yoonie. — le sonrío con melancolía, acercándome a su cama. — Hazme un espacio.

—Oh... ¿ella me ha llamado así delante de ti? — Yoongi se aparta y entro en su cama fugazmente, sin dejar de observar su gesto avergonzado. — ¿Estás listo para hablar acerca de lo que pasó ayer?

If you were Me [JiKook]Where stories live. Discover now