Capítulo 10

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10 Nervios

Después de eso, las chicas siguieron entrenando muy duro todas las tardes.

Silvia y Jade luego iban a trabajar y las demás aún se quedaban algún rato más.

Como siempre, después de trabajar Silvia iba a patinar un rato más. Esos últimos días Nagisa le había ayudado con sus entrenamientos y ahora era mucho más amable.

  - Hola Nagisa, ya estoy aquí. Voy a cambiarme y a calentar- dijo Silvia antes de entrar en los vestuarios.

El rubio de ojos azules la miró y le sonrió- Tu ve tirando yo aún debo hacer un par de cosas- dijo con una sonrisa.

La chica solo asintió.

Se cambió y se puso un traje negro que llevaba una falda morada. Era nuevo, el día antes se lo había comprado y hoy había decidido ponérselo.

Estubo calentando por un quarto de hora y decidió salir a la pista. Ese día había muy poca gente así que se podían practicar coeografías bastante bien. Después de llevar un quarto de hora patinando Nagisa llegó y sé unió a ella.

  - ¿Podemos continuar la coeografía de ayer?- preguntó la chica

  - Si, como quieras pero ahora llega una parte muy difícil- le explicó

  - Si tu me la enseñas ya no lo será- dijo ella roja

  - De acuerdo- el chió se separó de Silvia, cogió carrerilla. Hizo una pirueta de no mucha dificultad pero luego venía un movimiento que sí era muy complicado. Habías de aguantar el equilibrio con una sola pierna mientras levantabas la otra pierna muy alto. Era una posicion muy complicada pero el chico lo dominaba a la perfección. La chica sé quedó impresionada de la habilidad del chico, no por que no lo supiera, solo que ese movimiento le había dejado impactada.

  - ¿Lo has visto?- preguntó él

  - Si... Tenías razón es muy difícil...- dijo ella

  - No te preocupes, yo te ayudo- cogió suavemente la cintura de Silvia y la colocó en el inicio de la danza.- Vamos, yo te acompaño- La chica asintió más confiada.

Empezaron la danza, la primera pirueta ya la dominava bastante bien, así que empezaron a practicar el paso difícil.

  - ¿Estás lista?- preguntó el ojiazul.

  - Si, vamos- afirmó.

Silvia cogió carrerilla junto a Nagisa, este la cogía por la cintura. Silvia puso su cuerpo en noventa grados entorno a su pierna que mantenía el equilibrio y con la ayuda de Nagisa poco a poco subió su pierna. Parecía que lo iba a conseguir pero en un momento algo en la pista hizo tropezar a Nagisa haciéndolo caer recibiendo un fuerte golpe en la cabeza y Silvia encima.

Y se ha de decir, no quedaron en una muy buena posición. Más bien dicho, era muy comprometedora. A Silvia se le subieron los colores y se apartó de Nagisa.

  - L-lo siento Nagisa... ¿Estás bien?- preguntó avergonzada

  - Nada que un poco de hielo no pueda arreglar- dijo él con una mano en la cabeza. La chica levantó a el chico y con cuidado le llevó a un banco y le llevó hielo para la cabeza.

  - ¿Estás mejor?- preguntó la ojigris

  - Si, no te preocupes. Ahora sigue practicando la coeografía- dijo

  - No puedo, tu estás así...- explicó la peliverde

  - Seguro que puedes lograrlo tu sola- le animó- Solo tienes que hacer lo que te he dicho y lo lograrás.

  - Hm voy a intentarlo- la chica volvió a la pista ya casi vacía. Miró el reloj, las nueve y media. Tenía media hora para lograrlo. Miró el hielo del suelo y empezó.

Silvia se movía por el hielo cogiendo carrerilla y hizo la primera pirueta perfecta y intentó el segundo paso, levantó su pierna un poco del hielo pero a los diez segundos se cayó al frío suelo.

  - ¿Estás bien?- preguntó el rubio

  - Si, otra vez- lo intentó de nuevo y se cayó. Estubo así como veinte minutos. Solo le quedaba una oportunidad.

  - Tienes que meter la tripa y levantar al máximo la pierna- le dijo el rubio

  - Bien, última vez- Silvia miró el hielo, ya muy rallado de pasar por encima. Respiró hondo y se secó las pocas gotas de su frente. Como antes, cogió carrerilla y hizo la primera pirueta. Perfecta. Siguió manteniendo el ritmo y la velocidad. Cogió aire y levantó su pierna del  un poco. Abrió sus brazos y los bajó a su pierna del hielo. La pierna que estaba en el aire se elevó más y más alto. Lo había logrado. Miró su cara reflejada en el hielo y sonrió. Terminó ese paso. Y simplemente dió un pequeño paso de censura. 

Terminó y fue corriendo hacía Nagisa. Le abrazó fuertemente.

  - Gracias- dijo Silvia

  - No hay que darlas. No he hecho nada- dijo el rascandose la cabeza.

  - Si, mucho. Ahora debo irme- se acercó a Nagisa y le dió un tímido beso en la mejilla.- Gracias- La chica entró en los vestuarios dejando a un perplejo chico.

Después de eso los demás días la tensión de la actuación estaba en el aire. Ya hacía dos días que Silvia no había ido a patinar. Se había quedado con las chicas a entrenar hasta muy tarde.

Estaban tomando un descanso en el gimnasio.

  - Bien hecho chicas- dijo Nelly sudada.

  - Nunca creí que te vería sudando,Nelly- bromeaba Victoria.

  - ¿Que quierea decir con eso?- preguntó Nelly con una puchero y los brazos cruzados.

  - Nada...- dijo Victoria con una gota.

La verdad es que nuestras chicas habían mejorado mucho y en muy poco tiempo. Estaban listas para su actuación de mañana.

  - Bueno, ¿Mañana a que hora teníamos que estar en Osaka?- preguntó Eriko.

  - A las once, no lo olvides- dijo Jade

  - ¿Como olvidarlo?- preguntó ella.

Terminaron de entrenar y cada una se fué a su casa.

Ayanami llegó a su casa, intenó esquivar a todas la criadas y mayordomos. Se metió en su habitación y preparó su baño.

Sé metió mientras reflexionaba por qué había aceptado unirse al equipo de animadoras. Por mucho que intentara esconderlo ella también era una fan loca del equipo de fútbol. Exactamente se había unido por una persona: Shawn, el frío.

Jade llegó a los dormitorios de la preparatoria. En la sala común había un montón de chicas, como siempre hablaban de estupideces. Entró en su habitación, hizo los deberes y se tumbó en su cama. Una triste sonrisa saló de sus finos labios. Ella no era de fijarse en chicos, a parte de los que se ven solo pasar por su lado. Había un fútbolista que era la gran excepción. Xavier, el rebelde pelirrojo.

Por la cabeza de las chicas esa noche pasaron infinitas ideas: catástrofes, roturas de piernas y hasta alguna invasión extraterrestre. Pero sobre todo nervios.

Crónicas de un Pegaso (Inazuma Eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora