Nueve: Sé menos obvio

24.9K 2.1K 2.4K
                                    


Alguien me golpeó la espalda por accidente y cayó al suelo cuando el beso apenas comenzaba. 

Me aparté de Farrah y me giré a ver lo que sucedía para encontrarme con medio bar observándonos. A mis pies, un Jordan golpeado soltó un quejido e intentó incorporarse cuando un tipo se adelantó para tomarlo por la camiseta, exactamente como había hecho Lola antes, pero imaginaba que no iría a besarlo.

No tenía idea de lo que estaba sucediendo, pero debía hacer algo.

Intenté interponerme entre ambos y en el apuro caí al suelo, junto a Jordan. Puse una mano alrededor de la del sujeto, quien no parecía dispuesto a soltar a mi amigo.

—Nos calmaremos un rato ¿De acuerdo?

Le mantuve la mirada durante algunos segundos en los que no pareció querer ceder. Detrás de él había distinguido al grupo que había estado jugando al futbolito con anterioridad, quienes nos observaban con atención, pendientes al comienzo de alguna pelea.

Jordan soltó otro quejido, pero no se movió, y por un momento sentí pena por él. Apenas sí se le había ido el moretón del ojo y ya se estaba lastimando de nuevo. En verano solía aparecer con los brazos o piernas golpeadas, producto del entrenamiento, así que imaginé que una mancha más en el cuerpo a él no le perturbaba.

—Imbécil —murmuró Jordan. La palabra se le patinó un poco y noté que tenía los ojos entrecerrados.

—Míralo —le dije al sujeto. Estábamos demasiado cerca, nuestros pechos subían y bajaban y él se encontraba literalmente respirándome en el rostro—. Está mal —le indiqué cuando señalé al muchacho—. No puede ni hablar.

Lola pasó junto a nosotros y observó al sujeto con aparente odio contenido. Los dos intercambiaron miradas hasta que, finalmente, éste abrió el puño y soltó la camiseta de Jordan. Se incorporó con dignidad y volvió a unirse al grupo mientras el resto fingía ocuparse de lo suyo, aún pendientes de nuestros movimientos.

Jordan cerró los ojos. Le di una palmada en la mejilla para que no se durmiera y lo atraje más hacia mí, hasta que su cabeza descansó en mí regazo.

—¿Cuánto has bebido? —le pregunté.

—Como un vaso o dos —dijo Farrah parada junto a mí, completamente relajada—. No tenía idea de que él no bebía.

—Pues, no es lo mismo dos vasos de cerveza que dos de vodka —Lola se hincó a mi lado y acercó su rostro al de su novio para hablarle en voz baja.

Una camarera se acercó a nosotros y nos indicó que teníamos que sacar a nuestro amigo de allí, así que me incorporé y, con la ayuda de la rubia, conseguimos que Jordan caminara con nosotros hacia la salida. Noté cómo todos los rostros se giraban en nuestra dirección y algunos se corrían para abrirnos paso.

—¿Por qué se andaban dando puñetazos? —pregunté algo enfadado.

Me desagradaban las peleas. Habían arruinado la noche.

—Bueno, este sujeto estaba siendo desagradable con la camarera y le grité —respondió Lola sin remordimiento, aunque la vi hacer una mueca de desagrado antes de seguir hablando—. Y Jordan borracho es más propenso a pelearse con cualquiera.

—Claro que no.

El aludido irguió su espalda y jaló de su brazo con rabia para que yo lo soltara. Una vez libre, hizo su camino hacia la salida con una mano apoyada en cada mesa que iba pasando, posiblemente mareado.

—¿Tienes que pelearte con todo el mundo, Lola? —la regañe irritado.

Ella me enseñó el dedo del medio y siguió su camino.

Romeo, Marco y JulietaWhere stories live. Discover now