Capítulo 22

7K 397 34
                                    

⸾ NARRADOR OMNISCIENTE ⸾


-No podemos casarnos porque ya lo estamos. –Alanna sonrió antes de tirarse a sus brazos cogiéndolos a todos desprevenidos. –¡Como mucho tendremos que renovar los votos matrimoniales!

-¿Pero es un sí?

-¡Por supuesto! –Rió poniéndose de pie para ayudarlo a levantar. –Por nada del mundo volvería a dejarte escapar, tonto.

Daryl sonrió feliz para abrazarla levantándola por los aires. Estaba tan contento porque hubiera dicho que sí, que incluso había dejado de lado el que lo llamara tonto.

Mima también sonrió acercándose a felicitarlos aliviada. Por un momento había pensado que la chica hablaba en serio y que no quería casarse.

-¿Y tú qué opinas, Noah? –Le preguntó Daryl al más jovencito de los que estaban en aquel salón. Alanna acortó los pasos que le separaban de su hijo para ponerse de rodillas junto a él.

-Sé que aún no te gusta mucho Daryl, pero creo que te ha demostrado que puede llegar a ser un gran papá, ¿verdad?

-Sí, pero... ¿Seguirá queriendo ser mi otro papá cuando tenga un hermanito?

-Claro que sí, Noah. –Dijo ahora el susodicho acercándose hasta ellos. –No importa los hijos que tenga con tu madre, seguirás siendo el mayor y el que hizo, de cierta forma, que ella y yo estemos juntos de nuevo. Además, míralo por el lado positivos tendremos una relación más de colegas que de padre e hijo, con lo que significa que tendrás más preferencia a la hora de salir que tus futuros hermanos...

-Oye... –Se quejó Alanna golpeándolo en el brazo. –Olvida la parte esa de salir, Noah.

Mima rió completamente enternecida pensando en la suerte que había tenido de trabajar para ellos. La mujer estaba segura de que serían una gran familia a pesar de todo el tiempo vivido pasado.

Había notado grandes cambios respecto al Daryl del pasado con el del presente, y estaba segura que el del futuro sería aún mejor.

-Bien, ahora me explicas que es esto de la casa. ¡¿Por qué nunca me dijiste que fuiste tú quien la había comprado?!

-Quería que fuera una sorpresa.

-¡Y tú lo ayudaste! –Le gritó ahora a Mima haciéndola reír. –Debí haberlo sospechado en el momento en el que habías encontrado a un comprador tan rápido y con tanto dinero a mano...

-Lo siento, señora.

-Mamá, ¿por qué esa señora te llama señora? No eres tan mayor...

-¡Noah! –Gritó Alanna horrorizada mirando a Mima por si se había ofendido, pero en vez de estar enfadada, Mima solo rió a carcajadas. –No le digas eso a Mima, Noah.

-No, no te preocupes. El niño tiene razón. –Le sonrió. –Soy una vieja al lado tuyo, para que engañarnos. –El que ahora rió fue Daryl para callarse en cuanto Alanna lo miró mal. –Ven, ¿por qué no vamos a preparar la merienda y así nos conocemos un poco más?

-¡Vale! –Gritó el niño saliendo detrás de ella dirección a la cocina.

-Y tú aún tienes que venir conmigo para enseñarte algo.

-¿Más? –Daryl asintió agarrándola de la mano para guiarla a la planta superior por las escaleras renovadas. –Ya no queda ni rastro de la antigua casa...

-No, hice que tiraran todo el interior y que la volvieran a hacer a mi gusto. Las tuberías y algunas de las paredes se estaban pudriendo y era lo mejor.

-Ahora está hermosa, Daryl. –Le sonrió agradecida antes de pasar al dormitorio principal donde varias puertas en su interior llamaron la atención más que la habitación en sí. Dos de ellas eran de color café con leche y otras dos turquesas.

-Esas de allí son el vestidor. –Resolvió una de las ecuaciones el chico antes de señalar hacia las otras dos.

-¿Y esas?

-Descúbrelo por ti misma.

Alanna caminó hacia aquellas dos puertas tan bonitas abriéndolas descubriendo lo que era el paraíso para ella.

-No me lo puedo creer... –Murmuró shockeada para mirar al chico. –¡Mis zapatos!

-Sí, bueno... Parte de ellos, los demás son nuevos. Ni creas que te quedarás viviendo aquí en cuanto nos casemos... Perdón, en cuanto renovemos nuestros votos.

-O sea, ¿que ya estás dando por hecho de que viviremos en tu casa? –Asintió con la cabeza orgulloso. –¿Entonces para que queremos esta?

-Hmm... Técnicamente no nos pertenece a nosotros. –Se rascó la nuca nervioso haciendo que Alanna lo mirara confundida. –Puede que me adelantara mucho a los acontecimientos, pero...

-No te estoy entendiendo, Daryl. ¿Qué hiciste?

-La puse a tu nombre en cuanto empezamos a salir, pero realmente el propietario de la casa es Noah.

-¿Qué?

-Sí, obviamente no la tendrá a su nombre hasta que no sea mayor de edad, pero ese era mi objetivo desde el principio.

-¿Lo estás diciendo de verdad?

-Por supuesto. –La chica lo abrazó por la cintura sintiendo sus lágrimas salir de inmediato.

¿Pero que había hecho para merecerlo? Se preguntaba apretándolo aún más fuerte.

Ni en sus mejores sueños se hubiera imaginado que alguien haría algo así por ella, y menos por su hijo, el que no llevaba su propia sangre y sí la de la persona que tantos años había detestado, y técnicamente seguía detestando.

-Te amo, Daryl...

-Vaya, si llego a saber antes que algún día ibas a decirme esa palabra, te hubiera comprado una casa hacía diez años.

-No seas tonto y dime que también me amas.

-Oye, que ya es la segunda vez que me dices así, ¿eh? Ni creas que no te había oído abajo cuando me dijiste que sí. –Alanna rodó los ojos antes de reír para rodearle el cuello. –Y claro que también te amo, Ally. Espero que ahora podamos ser felices y comer perdices sin niñatos entrometidos en nuestro cuento.

-Oh, y ahora eres todo un poeta.

-¿Has visto? Creo que será mi hobby a partir de ahora. –Puso cara de interesante antes de que ambos comenzaran a reír para besarse dulcemente.

Como decía un buen refrán, siempre detrás de la tormenta llegaba la calma, y por una vez desde hacía muchos años, Alanna había sentido que la tormenta había pasado para darle paso a la gran calma que esperaba que se quedara por mucho tiempo en su vida.


FIN





Dime Que Me Quieres {#2DLQS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora