Capítulo 5

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-Avísame cuando lleguéis.

-Sí, mamá. –Dije divertida mientras volvía a abrazarla. –Seguiremos hablando por videollamadas, Addy.

-¡Claro que sí! –Se separó para ir a abrazar ahora a Noah mientras que yo me despedía de Declan y Lina.

-¿Vamos, Noah?

-Sí... ¡Adiós a todos! –Le di la mano a mi hijo para arrastrar con la otra la maleta con intención de dirigirnos hacia la chica que recogía los pasajes de avión, pero una voz bastante familiar nos hizo frenar en seco.

Su voz...

Alanna! –Me di la vuelta confundida viendo a Zachary detenerse junto a Declan mientras intentaba normalizar su respiración agitada.

¿Había llegado corriendo? O lo que era mejor, ¿por qué había venido?

-¿Ese no es el tío de Lina?

-Sí, cariño...

-¿Y qué hace aquí?

-Señorita, necesito sus billetes...

-Necesito hablar contigo, Alanna. –Lo miré confundida ignorando por completo la voz femenina que nos había hablado segundos antes.

¿Por qué quería hablar conmigo después de haberme tratado mal el día anterior? ¿De qué querría hablar ahora?

-Mamá, la señora dice que...

-Por favor... –Volví a mirarlo antes de dirigirme por fin a la pobre trabajadora.

-Lo siento, pero no cogeremos este vuelo.

-¿Mamá? –Noah me miró con el ceño fruncido sin entender nada. –¿Nos quedaremos más tiempo en casa de la tía Addy?

-No lo sé, pequeño...

Ambos nos dirigimos hacia donde se encontraban los demás y enseguida me quedé paralizada en cuanto Zach me rodeó con sus brazos estrechándome contra él.

-¿Z-Zach?

-Te extrañé mucho, Alanna...

-L-lo siento... –Fue lo único que me dio tiempo a decir antes de derrumbarme por completo.

Nunca en estos últimos años me había dejado romper así frente a Noah. No quería que él me viera llorar de esa manera por algo de lo que no sería capaz de explicarle, pero ahora... Se me había hecho imposible no hacerlo tras ver la intensidad de su abrazo, de sus palabras...

Por una vez desde que había vuelto a verlo, había sentido al Zach del que me había llegado a enamorar una vez.


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-¿Por qué te fuiste? –Preguntó una vez que nos habíamos quedado solos en casa de mi amiga.

Addy y Declan nos habían permitido que nos quedásemos en su casa para charlar tranquilamente mientras que ellos llevaban a los niños al parque.

Zach y yo teníamos mucho de lo que hablar, por supuesto, pero no sabía si estaba preparada para esta conversación así tan repentinamente...

-Era mi única alternativa, Zach...

-¿Tu única alternativa? ¡Se suponía que tu matrimonio estaba bien!

-¡Sí, lo estaba! Hasta que descubrí que Daryl me había engañado el día de la boda Becca.... ¿Te lo puedes creer? ¡Y después tenía el descaro de decirme que era yo quien lo engañaba!

-¿De verdad? –Preguntó totalmente sorprendido.

-¡Sí! –Dije enfurecida. –Por eso me fui. Antes de enterarme pensé que todo iba a estar bien. Por una vez en mi vida de casada creí que ahora si íbamos a ser felices, pero entonces apareció aquella mujer...

-Me tenias a mí, Alanna.

-No digas bobadas, Zach. ¿Con qué cara iba a ir a tu casa?

-Con la misma con la que fuiste aquel día.

-Solo iba a despedirme cuando tú entendiste todo lo contrario. –Su mirada se suavizó en cuanto entendió a lo que me refería.

-No me frenaste. Te dejaste hacer sin ni siquiera detenerme.

-¡Te amaba! ¿Qué querías que hiciera?

-Me amabas... –Repitió cerrando los ojos como si mis palabras le dolieran. –¿Volviste a casarte?

-No puedo. Me fui sin ni siquiera divorciarme de Daryl...

-O sea, que estás con el padre de tu hijo... –Negué con la cabeza encogiéndome de hombros.

-¿Qué más da? Tú debes estar feliz con Brenda.

-Pues sí. –Respondió muy seguro haciendo que algo dentro de mí se rompiera. Llevamos juntos desde hace seis años.

-M-me alegro... –Murmuré poniéndome de pie queriendo darle la espalda.

No quería que viera las lágrimas traicioneras que se me habían escapado.

-Gracias...

No podía con esto. No podía...

-Yo... –Carraspeé para que mi voz cogiera más fuerza. –Creo que ya no hay más que hablar, ¿no?

-No... –Me di la vuelta descubriéndolo mirando al suelo como si este fuera la cosa más maravillosa del mundo. –Yo... Voy a irme.

-Me parece bien... –Murmuré acompañándolo hasta la puerta. –Bueno, pues...

Pero no me dio tiempo a terminar de despedirme, él se había encargado para que no lo hiciera.

¿Habíais sentido alguna vez la sensación de flotar por las nubes? Yo hacía años que no la sentía.

Key era un hombre muy atractivo y cariñoso que me cuidaba como el mejor, pero nunca había sido capaz de sentir con él lo que un día sentí con Daryl o lo que sentía con Zach.

Como había dicho, con Zach flotaba entre nubes de algodones y ahora, en estos precisos momentos aunque supiera que esto estaba muy, pero que muy mal, era lo que estaba sintiendo.

Sus dulces labios tenían exactamente la misma textura que la última vez que nos habíamos besado. Su delicadeza, pasión y amor que transmitía con sus besos eran exactamente igual a cuando nos habíamos conocido y habíamos vivido aquella aventura clandestina.

Me había obligado tanto cuando me fui a alejar todos los pensamientos y recuerdos que había vivido con los dos únicos hombres por los que había sentido algo en mi vida, que ni si quiera había sido consciente de lo mucho que lo había echado de menos.



Dime Que Me Quieres {#2DLQS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora