Capítulo 3, Parte 7

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Todo transcurrió con normalidad. En la clase de ese día no escribieron nada, el maestro se la pasó explicando algunos términos judiciales, poniendo a los estudiantes a participar con sus opiniones. Carmen levantó su mano varias veces para exponer su parecer con respecto a todo lo que se decía en la clase y con ello se ganaba cada vez más la simpatía del profesor.

Faltando cinco minutos para el fin de la clase el maestro dijo:

—Damas y caballeros, el trabajo que estaba asignado para el lunes de la próxima semana tendrá que ser entregado mañana y no quiero excusas.

Leyó todas reacciones en silencio de todos los estudiantes.

—Es más que razonable que reaccionen de esa manera pero cuando sean abogados y abogadas cada uno de ustedes estarán en juicios donde la rapidez tendrá que accionar.

Y tenía razón, en alguna parte de la carrera profesional de un abogado se vería obligado a contrarrestar de manera rápida y eficaz el efecto de cualquier prueba o argumento en contra de su defendido, no podía permitir que el tiempo hiciera más pesado el lado de la culpabilidad en una balanza y que el veredicto no beneficie a su cliente. No había más remedio que empezar desde que las clases acabaran, ir a la biblioteca.

—Carmen no tenemos mucho déjame ayudarte.

Iban a paso acelerado camino a la biblioteca.

—Por favor no, no tendremos tiempo para discutir sobre lo que haremos o al menos yo porque tengo que irme a trabajar.

—Es mejor tener un buen argumento aunque sea corto.

—Tienes toda la razón pero se me acaba de ocurrir algo.

—¿Qué es?

Se detuvo y Maruja la imitó.

—Dos argumentos, debemos sacar dos argumentos.

—Carmen pero no tenemos ni siquiera el primero ¿cómo vamos a sacar dos?

—Hablo de sacar dos argumentos pero uno por persona.

—¿Por qué?

—Tu idea es muy buena pero no la he tenido muy clara.

—Entonces debería hacerla yo que si la entiendo.

—Me estás comprendiendo. —dijo mientras continuaba avanzando.

—Sí pero ¿qué harás tú?

Maruja tuvo que correr un poco para poder ir al compás que Carmen iba.

—Sé lo que haré, tengo algo en mente.

Ya en la biblioteca vieron que casi todos de su aula estaban allá, habían preferido un lugar como este para poder trabajar, ellas dos perdieron mucho tiempo discutiendo en el aula y en el camino.

—Este es el plan, nos sentaremos en la misma mesa, una frente a la otra, haremos los argumentos y lo leeremos para ver con cual nos quedamos ¿te parece bien?

—Me parece bien, vamos a ello.

Bajo la luz espectral con una sinfonía de las hojas al ser pasadas, los gruñidos de frustración, la tos de algunos fumadores estaba Carmen que sabía lo que quería hacer pero no hallaba el modo de empezar. Al frente de ella Maruja se desenvolvía plenamente en su labor con total plenitud y mirando a todos los lados se dio cuenta de que era ella la única en ese terreno baldío de la inactividad y ausencia de productividad al que en efecto le preocupaba.

Se paró de la silla y Maruja le habló:

—¿A dónde vas?

—Buscaré un diccionario, no tardaré.

En las estanterías destinada a los diccionarios los habían de todos los tamaños, algunos tan grandes como un bloque de concreto y otros pequeños. Diccionarios de todos las clases y de todas tapas y portadas posibles, los habían en alemán, francés, italianos, español, inglés y hasta en irlandés pero seguro las estanterías los tendría en de todos los idiomas, Carmen tomó el que le pareció conveniente y se fue hasta el lugar donde estaba sentada hace unos minutos.

Buscó en la letra "F" la palabra filosofía y la pudo encontrar con facilidad.

Filosofía: Del griego Philos, amigo y Sophia, ciencia. Es la ciencia general de los seres, de los principios y las causas.

Algo podía descubrir pero hasta el momento no sabía que era ese algo, estaba perdida.

Buscó la letra "P" y fue tras la palabras psicología la cual encontró con la misma facilidad de la anterior, sacó un cuaderno y la anotó, buscó de la palabra filosofía e hizo lo mismo. Al tener ambas palabras escritas con sus definiciones al lado, las leyó repetidas veces, las analizó, sacó conclusiones de cada una de las dos, las comparó y luego de ese proceso puedo dar con lo que quería, ya tenía el argumento que quería.

Ella, mi diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora