Capítulo 1, Parte 3

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Ya se había terminado el segundo mes y faltaba un mes, sin contar el tercer mes que acababa de iniciar, para finalizar el que sería el primer cuatrimestre de medicina que es prácticamente donde sigues con la carrera o la abandonas. Tyrone ya había mejorado mucho y poco a poco afrontaba la desaparición repentina de su amiga Carmen, estaba participando más en las clases, había abandonado el asiento que perteneció a Carmen, tenía más acercamiento con sus compañeros de aula y estuvo a punto de ir a una fiesta pero rechazó la invitación para avanzar algunos trabajos que ya había sido asignados por el maestro.

Luego de todo lo sucedido tomó la iniciativa de llegar una hora y media antes a la universidad para así directamente ir a la biblioteca y sumergirse en las letras escritas por Oscar Wilde, Javier Marías. El retrato de Dorian Gray fue un libro que le encantó, es sus propias palabras escritas en una hoja expresó lo siguiente:

"No tengo conocimiento si ese era el plan del señor Wilde, pero su obra más famosa, El retrato de Dorian Gray, nos enseña que el ser humano es capaz de todas las maldades habidas y por haber si tan sólo tiene una garantía de que nada de esto pueda afectar a su persona, sobre todo en lo físico porque aunque queramos o no el ser humano por naturaleza suele ser muy superficial y cada defecto físico puede llegar a deprimirnos.

Mi opinión sobre esta obra es que debería ser lectura obligatoria durante nuestro transcurso de nuestro plano existencial llamado vida."

Tyrone también se asoció con la poesía con poetas como el español Ángel González, la colombiana Laura Colombo. Cambió de parecer con el rap, en su niñez lo tildaba como un género musical superfluo y con letras poco expresivas pero luego de un tiempo eso fue olvidado al conocer exponentes del género como Canserbero, Sharif, Kase. O y Rafael Lechowski, conoció grandes músicos del jazz como Miles Davies y John Coltrane.

A mediados del tercer mes las clases fluían con un tranquilidad total y Tyrone había aprendido a lidiar con la actitud desagradable del maestro. A Tyrone le había crecido la barba y el cabello, con frecuencia cortaba lo segundo y se arreglaba lo segundo. Estuvo planeando unas vacaciones que durarían exactamente lo que duran las vacaciones de fin de cuatrimestre.

Las vacaciones estuvieron planeadas para ir al rancho donde la mayoría de los estudiantes del la universidad iban y todos ellos asistían por varias razones, la primera de las razones era que era un lugar con un precio bastante cómodo y fácil de pagar, la segunda era el rancho estaba localizado cerca de un bellísimo río y la tercera era que siempre estabas en contacto con la naturaleza, respirando un aire fresco y disfrutando de las maravillas que la misma te brinda.

Durante las horas de almuerzo en el gran comedor perteneciente a la universidad, él pudo escuchar rumores sobre un antiguo estudiante de ingeniería química llamado Omar, mencionado chico tuvo un nefasto primer cuatrimestre en su carrera, tuvo tan mal cuatrimestre que se decía que cabía la posibilidad de tener que repetir pero no sucedió. Omar se fue de vacaciones al rancho, luego de volver de allí tuvo un desempeño impecable en la materia, sus calificaciones aumentaron de manera transcendental y fue el mejor de su clase. Al enterarse de esto Tyrone se interesó mucho más en visitar ese lugar, tomar unas vacaciones y aunque no estaba en el mismo lugar en el que estuvo Omar, mejorar.

El mismo día que supo el milagro de Omar estuvo buscando información con estudiantes de varios años en la facultad de medicina, lo cual era un riesgo a tener que recibir burlas y de eso nadie escapaba si era un estudiante joven. Luego de varios intentos fallidos en busca de una conversación madura, pudo dar con un joven que aparentaba ser bastante maduro y con un actitud serena, era alto, de tez clara y con una cabellera larga.

Se acercó a él y se armó del valor suficiente para poder hablar.

—Hola.

—¿Qué tal?

—Oye necesito una pequeña ayuda ¿podrías ayudarme?

—Claro, todo depende.

—Necesito que me contestes unas cuantas preguntas.

—Bueno detective si no son personales pues con mucho gusto.

—Bien, quisiera saber si la historia de ese chico llamado Omar es cierta.

—Pues sí, lo conocí.

—¿En verdad lo conociste?

—Si, compartíamos el mismo autobús camino a casa aunque yo tenía que bajar en la próxima parada.

—¿Qué sucedió en el rancho?

—Estuve ahí y te juro que no tengo la más mínima idea. Él estuvo tomando muchísimo alcohol el primer día que llegamos y al amanecer tuvo una resaca horrible, dos días después se organizó una fiesta y él no asistió prefirió quedarse en su habitación todo el día.

—¿Qué crees que le haya pasado?

—No tengo idea, las personas cambian pero un cambio tan brusco en tan poco tiempo es extraño. Desde ese día se volvió bastante reservado, antes en el autobús se la pasaba hablando de lo bien que la pasó en la fiesta de una amigo pero luego de aquel día se la pasaba hablando de temas totalmente distintos.

—¿Qué clase de temas?

—Del amor, era puro amor, se había convertido en puro amor.

—Bueno, es extraño.

—Demasiado.

Y eso fue todo, el alto melenudo se marchó y fue la última vez que lo pudo ver.

Ella, mi diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora