parte 3

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-yo...- su nerviosismo se notaba a kilómetros, movía frenéticamente su pie y miraba cualquier cosa antes de mirarme a mi.

Sin previo aviso, se dio la vuelta y comenzó a correr.

-genial –dije para mí antes de apoyarme en el hombro de Sukko para caminar de regreso al lugar donde habíamos estado bailando antes.

La tarde había pasado tan rápido que ni siquiera nos habíamos dado cuenta de la noche que caía sobre nosotras. Después de contarle a Sukko lo que había pasado la otra noche, decidimos que por lo mientras era mas conveniente que yo me mantuviera en reposo para no lastimarme de modo que la estuve ayudando con la cámara.

-tengo que irme – dijo Sukko mientras guardaba sus cosas en la mochila que siempre cargaba consigo.

- yo me quedaré un rato mas, nos vemos mañana –le dije en un tono neutro, aun estaba molesta por mi problema y por mi tobillo lastimado.

 -¿segura? –preguntó un tanto desconfiada

-si, ya vete... tus padres te van a regañar si llegas tarde y luego ya no te dejaran salir conmigo-le sonreí tratando de transmitirle confianza

-esta bien pero no intentes hacer nada que ponga en juego tu salud –se acercó y me dio un abrazo.

La vi alejarse y perderse entre las personas que también iban camino al metro. Mientras tanto me quede sentada en un escalón de un centro comercial que estaba apunto de cerrar, recargué mi cabeza en el barandal de las escaleras y cerré los ojos, la venda estaba apretándome más de la cuenta, solo quería que las cosas me salieran bien por una sola vez en la vida.

Me sobresalté asustada cuando sentí dos ligeros golpes en mi hombro izquierdo, con ambas manos tallé mis ojos para poder ver claramente a la persona que me estaba llamando. El chico que horas atrás había huido de mí, se encontraba parado justo frente a mí tendiéndome una bolsa de galletas y un vaso de café.

-perdón por lo de tu lesión, ese día estaba muy estresado y no me di cuenta de la fuerza con la que te empujé –aun con los brazos estirados me miraba con miedo.

-no arreglas nada con galletas y café –tome la bolsa de galletas, la abrí y metí una de ellas a mi boca –pero lo aceptare porque tengo hambre

-gracias –hizo una reverencia para luego irse corriendo en dirección contraria a donde la gente caminaba

-genial –resoplé con hastío, ese chico comenzaba a hartarme con su manera de huir de ciertas situaciones.

Terminé de comer las disculpas de aquel maratonista y regrese a casa luego de recibir un mensaje de mi madre diciéndome que la cena estaba lista.

-¿como te fue hoy cariño? –me miró esperando una respuesta

-bien –le respondí mirándola fijamente, como retándola

-¿bien? –arqueo una ceja, dudando de mi respuesta

-si, bien –le sonreí con suficiencia

Sabía que quería aprovechar cualquier momento de debilidad en mi para tratar de convencerme de dejar esa "loca idea de adolescentes" –como ella lo llamaba- para estudiar ciencias sociales.

Mi sonrisa se ensanchó mas cuando, al darse la vuelta, murmuró por lo bajo un clarísimo "rayos".

La situación con papá era diferente, el me apoyaba en lo que sea que yo quisiera por lo que era una especie de limite que impedía llevar a cabo los malvados planes de mamá.

Me aventé a la cama una vez hube llegado a mi habitación, tomé la cámara y con una desesperación impresionante busque la grabación de la noche en que vi por primera vez al maratonista, esperando encontrarlo ahí.

Mis esperanzas de verlo en el video eran muy escasas puesto que detuve la grabación cuando me había puesto demasiado incomoda gracias a la mirada de Chan, pero había algo que me decía que el chico castaño había estado ahí antes de llegar por su amigo.

Sin sorprenderme, pausé el video justo cuando el rostro del chico se veía muy nítido, en ese momento agradecí por la alta calidad de la cámara. Saqué el teléfono del bolsillo de mi chaqueta y tomé una foto.

Aun no creía que apenas estuviera fijándome en lo atractivo que era.

-Dancing In The Dark - #1 Jun// A.C.E [EDITANDO]Место, где живут истории. Откройте их для себя