CAPITULO 3

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Finalmente llegué a los Ángeles y paré en el primer motel que vi.

Era un lugar sencillo y humilde, pero muy acogedor.

Me acerqué al mostrador una vez entré en la estancia y me acerqué a pedir una habitación a la recepcionista.

-Buenos días- saludé al acercarme a la mujer, la cual estaba bien entrada en sus años.

-Buenos días, Cariño, ¿Vienes por una habitación no es así?- dijo la mujer inspeccionandome a la vez que sacaba una libreta de registros para apuntar mis datos.

-Así es, una individual, no hace falta que sea muy espaciosa- expliqué para darle a entender que me conformaba con cualquier cosa que me ofreciese.

-Vamos a ver...- dijo revisando la libreta para ver qué habitaciones tenía disponibles- La habitación 43 ha sido desalojada hace apenas un par de horas, está en muy buenas condiciones, el muchacho que se alojaba en ella era muy meticuloso- explicó la señora- ¿Nombre?- dijo ella preparando un bolígrafo para empezar a apuntar.

-Alexa, Alexa Winters- dije yo para después mirar los alrededores de aquel sitio.

-Seran 50 dólares la noche, desayuno incluido- aclaró la señora.

Sonreí interiormente, para mí en aquellos momentos 50 dólares no eran nada.

-Claro- asentí yo- Me quedaré dos semanas aproximadamente- dije para que la mujer hiciese los cálculos de lo que me costaría aquello.

-Muy bien, Cariño, al final de tu estancia te cobraré- dijo tendiéndome la llave de la habitación 43- Bienvenida- sonrió la mujer.

Cogí el poco equipaje que llevaba y empecé a subir escaleras, si señores... Un motel sin ascensor, iba a hacer deporte de lo lindo.

En cada planta habían diez habitaciones, por lo tanto mi habitación estaría en la cuarta planta, genial... Más ejercicio para mí.

Pude comprobar que era un sitio tranquilo, sin mucho movimiento de gente, lo cual era perfecto para ocultarme.

Porfin después de subir inumerables escaleras, llegue al cuarto piso y revisé el número de cada habitación hasta encontrar la mía.

-Allá vamos...-Susurré para mí misma introduciendo la llave en la cerradura y volteandola para después empujar la puerta levemente dejando ver el interior de la estancia.

Era una habitación pequeña, nada más entrar se podía divisar una cama individual situada entre dos mesitas de noche delante de un armario y al lado de un ventanal que tenía vistas a la ciudad. A la derecha se encontraba un baño que estaba en muy buenas condiciones.

Decidí que lo mejor sería instalarse y una vez dejé la maleta encima de la cama y empecé a desempacar todo mi equipaje, metiendo gran parte en el armario, llegué a las armas, las cuales estaban escondidas al final de la maleta. Solo me llevé dos revólveres, no podía llevar muchas más armas ya que eso llamaría demasiado la atención.

Después de aquello me di una ducha para despejarme de todo aquel viaje y me puse una muda limpia para seguidamente bajar a comer algo a la cafetería del hotel.

La verdad es que la comida no estaba nada mal, era un pequeño bufé libre y tenía bastante variedad.

Al acabar decidi ir a dar una vuelta por los alrededores, las calles estaban engentadas, Los Ángeles era un buen sitio para pasar unas vacaciones, eso estaba claro.

Pasé por delante de unos escaparates que reconocí perfectamente, sabía que pasados los escaparates había un callejón sin salida, que para mucha gente sólo era eso, un callejón sin salida, pero cada lugar tiene una historia que le pertenece a alguien y por desgracia aquel sitio tenía una historia que me pertenecía a mi...

AlexaWhere stories live. Discover now