My angel

26.3K 1.1K 668
                                    

DOS SEMANAS ANTES

-¡EVAN!-grito mi madre aunque la escuchaba lejos porque todavía seguía dormido.

-¡EVAN!-seguía gritando-¡Levántate que te conseguí un trabajo!-dijo mi madre ya bajando un poco la voz, se notaba muy entusiasmada.

Aunque yo debería estarlo.

Me llamo Evan, Evan Peters. Vivo solo, aunque mi madre llega a mi apartamento de vez en cuando a hacer desayuno. Como hoy, tengo veinticuatro años. Se puede decir que soy un chico en depresión, siempre ando teniendo sexo para bajar la presión. Consumo todo tipo de droga, desde la mejor hasta la peor.

Debo dinero a los que la venden, SI BASTANTE DINERO.

Mi madre me consiguió trabajo con un amigo viejo de ella. No lo recuerdo muy bien pero se que debo respetarlo ya que tiene mucho dinero. Mi madre me dijo que el pedía que viviera con el para cuidar a su niña adolescente.

Claro, me imagino una adolescente revoltosa y muy caprichosa. Quizás igual de loca y sumergida en las drogas que yo.

Mi madre me dijo que me vistiera normal, me puse una simple camisa y un mahón. Seguía siendo el bebé de mi mamá después de todo. Pero, en algún momento tendría que poner mi mente en su sitio. Aunque ese momento lo veía lejos.

Me dio la dirección de donde tendría que llegar para encontrarme con mi jefe. De camino me compre una caja de cigarrillos y empecé a fumar.

Llegue a la dirección y por un momento imagine que era equivocada. Pero comencé a recordar a el hombre para quién trabajaría. Era un hombre de dinero y por supuesto, director y dueño de una escuela.

Me baje y deje el auto en el aparcamiento. Total, imagino me darían uno mejor para cuidar a la niña del jefe nuevo.

Entre y era una secundaria. Estaban chicas preciosas caminando por mi lado y muchas se me insinuaban y yo las ignoraba, eran todas unas chiquillas. Aunque una que otra me llamo la atención, a esas si le haría caso ya que tienen cuerpo de mayor.

Llegue a la directiva y observé a lo que parecía una secretaria.

-¿En que lo puedo ayudar?-dijo la señora.

-Busco al señor Furhman-dije aclarando mi garganta.

-¿De parte?-dijo.

-Soy Evan, Evan Peters-dije sonriendo de lado.

-El señor Furhman ya lo esperaba, pase-dijo mientras señalaba una gran puerta roja.

Entre sin si quiera tocar la puerta, no me importaba nada. Solo necesitaría esto por dos semanas, nada más.

Allí estaba el, un señor alto y con la cara llena de pelos. Todo un señor rico y asqueroso aunque se veía muy carismático.

-¿Evan?-dijo sonriendo-Wow! Estas grandísimo-dijo acercándose a abrazarme-Tu madre me dijo que estas diferente pero no me esperaba esto-suspiro-¡Todo un galán!-dijo soltándome y sentándose en su silla.

Yo solo seguía sonriendo de lado, yo no lo recordaba muy bien. No sabía que contestar.

El viejo tomo asiento y al igual yo.

-Bueno-suspiro-En minutos conocerás a mi angel. Solo necesito que la cuides en todo momento. Yo nunca estoy en casa y necesito que alguien la vele por mi. Su madre murió y solo me tiene a mi y pues, ahora te tendrá a ti. Además de ser su chofer y guardaespaldas, quiero que seas su amigo. Hazla sentir bien y no hagas que entre de nuevo en su depresión-dijo mirando el suelo.

No se si debía preguntarle pero debía saber en que consistía la depresión de ella.

-Señor, discúlpeme. ¿En que consiste la depresión de...?-suspire, todavía no sabía su nombre.

-Se llama Isabelle-dijo riendo como si fuera el mejor nombre. Era dulce, pero eso era, un nombre y ya. -Ella solía cortar sus muñecas y sus muslos, o mejor dicho, todo lo que pudiera cortar de su cuerpo-su sonrisa ya no estaba-La llevamos al doctor y pues, todo se arregló, por eso necesito a alguien siempre con ella que también sea su amigo no solo alguien que contrato papá.

Seguía observando lo que decía aquel señor, hablaba de su hija como si fuera todo un angel en realidad. Tenía miedo de conocer a otra persona en ella, aunque encontraba la niña más fea y estúpida con carácter de niña rica. Yo era todo lo contrario a ella, no se como seríamos amigos.

Esperaba un tiempo en lo que ella salía de clases. Tendría que por primera vez llevarla a mi apartamento ya que no recogí mis cosas, soy un poco despistado.

Escuche como se abría la puerta roja suavemente. Por allí entraba una chica. Un tanto baja y con un traje un tanto corto. Tenía su pelo bajando en cascada, súper lacio y era color marrón oscuro . Tenía una sonrisa exquisita pegada en su rostro. Era hermosa. No podía hablar de lo rico que sería desnudarla en este mismo cuarto.

Observé cada detalle de ella desde que entro, su caminar, sus caderas, todo era perfecto. Vi como se acerco al señor y le plantó un beso en su frente.

No podía ser, ¿Era ella? Este, hermoso angel. ¿Ella era su hija?

-Hija, te presento a tu nuevo guardaespaldas y chofer, Evan Peters.-dijo el viendo sonriendo.

Sin tiempo de respirar ella ya estaba a mi lado sonriendo y pegando sus labios en mis mejillas. Puedo sentir que me ponía duro, sin conocerla ya la quería llevar a mi cama. Es normal que me pase ¿Pero con una niña?

Sonreí de lado al ver lo tonta y dulce que se veía su rostro. Me gustaría morderla completa.

Sonreí de lado al pensar todas las cosas que haría con ella.

-¿Vamos?-dije riendo y observando sus senos.

I don't know you » Evan PetersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora