Dieciocho

22.8K 1.2K 221
                                    

⚠️ADVERTENCIA: capítulo pervertido🌚🔥⚠️

Bill le abrió la puerta del auto a su mujer como todo un caballero para luego subirse a su lado e irse de una vez por todas a casa

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Bill le abrió la puerta del auto a su mujer como todo un caballero para luego subirse a su lado e irse de una vez por todas a casa.

Había estado todo el maldito día pensando en ella y no cosas inocentes a decir verdad. Estaba más que desesperado, la necesitaba ya.

—¿Te encuentras bien, Bill? —le preguntó su esposa en tanto cruzaban la puerta de la casa.

—Me encontraré mejor cuando te haga el amor de una buena vez. —le respondió.

Aquellas palabras le aceleraron el corazón además de darle una buena cantidad de exitación. La tomó en brazos posicionando sus bellas piernas en sus caderas, la pegó contra la pared para luego besarla con desesperación. Bajó sus besos a su delgado cuello dejándole un par de marcas.

—Bill... mañana debo trabajar...–jadeó ella.

—Así todos verán que tienes dueño.

Desabotonó su blusa de un tirón y liberó sus firmes y redondos pechos del sexy brasier de encaje blanco, el blanco definitivamente era su tono, ya que contrastaba perfectamente con su bella piel morena.

Metió unos de sus pechos a su boca saboreandolo y mordiéndolo suavemente provocando que Joy soltara un gemido, totalmente música para sus oídos.

La dejó parada en el piso y se agachó para besar sus muslos, agradecía que justo ese día se pusiera una falda. Levantó la tela y observó cómo sus pequeñas braguitas estaban húmedas, sonrió egolatra al ver cómo podía poner a su mujer con un solo beso. Frotó su clítoris encima de la delgada tela rosa y depositó un beso en la zona.

—Bill...–gimió ella.

—Prométeme que seré el único a quien le gemirás de esa manera. –le pidió ardiendo en lujuria.

—L-Lo prometo, amor...

Le bajó lentamente la tela que cubría su parte íntima, se relamió los labios al ver que estaba lista y húmeda para él. Comenzó dándole pequeños besos, luego lamió de forma suave su clítoris haciendo que Joy volviera a gemir su nombre, solo que está vez fue más fuerte. Introdució uno de sus dedos en su interior y los movió de arriba hacia abajo, de adelante hacia atrás, provocándole un inmenso placer a su mujer.

Subió una de sus bronceadas piernas a su cuello para darle más acceso a la zona, chupeteó con audacia mientras danzaba sus dedos ganándose varios gemidos de parte de su esposa, no había nada más sexy que escucharla gemir y decir quién sabe que palabrotas en español.

Movió y lamió más rápido hasta que comenzó a sentir como el interior de su mujer comenzaba a apretarse, no se detuvo por ningún motivo, siguió besándole sus partes íntimas mientras se corría con fuerza llenándole de líquidos sus dedos, los cuales se metió a la boca sin asco alguno. Dulce, como lo era ella.

—Ni creas que he terminado, preciosa. –le dijo Bill con voz ronca.– Este es solo el comienzo de nuestra noche.

Joy sonrió débil mientras intentaba recuperarse de su orgasmo, las piernas le temblaban sin parar, por lo que Bill tuvo que cargarla en brazos hasta la cama. Se subió encima de ella con cuidado de no aplastarla y la besó dulcemente saboreando sus deliciosos labios. Joy no perdió el tiempo y le fue quitando la camiseta, admiró su delgada pero a la vez fuerte anatomía sintiéndose excitada nuevamente. Acarició su pecho y abdomen hasta llegar al botón de su pantalón sin dejar de besarlo.

Luego de unos minutos ambos se encontraban sin ninguna prenda encima, listos para dar comienzo a su apasionada noche.

Joy le miró directo a los ojos, estaba intentando guardar cada movimiento en su memoria por si llegaba a pasar algo, todo era tan perfecto. Bill le sonrió y besó la punta de su nariz con amor.

—¿Estás lista, diamante? –preguntó él recordando las palabras del momento de su primera vez.

—Siempre lista, cariño...

Bill sonrió, entrelazó su manó con la de su mujer, besó sus labios tiernamente y se introducio en ella de forma lenta mientras ambos soltaban un gemido.

Bill tomó una de las piernas de Joy y la colocó en su cadera para penetrarla más fácil. Había olvidado lo maravilloso que era hacer el amor con ella.

Sus embestidas fueron de más lento a más rápido, Joy gemía el nombre de su esposo en su oído excitándolo aún más. Se movía de maravillas, sentía que podía tocar el cielo con la punta de sus dedos. La habitación estaba llena de gemidos y gruñidos por puro placer.

Joy cambió de posición colocándose a horcajadas de él y comenzó a dar pequeños saltitos arrancándole varios gemidos a su esposo, quien veía entretenido como los pechos de su mujer saltaban con cada movimiento suyo. Sus pensamientos se fueron eliminando cuando se sintió cerca del climax, Joy no se quedó atrás, sus gemidos fueron a mayor indicando que también se correría y así fue. Ambos explotaron en una ola de placer.

Con respiraciones agitadas cayeron rendidos.

—Te amo, diamante...–le dijo con la respiración agitada.

—Yo te amo más, Bill.

Se besaron dulcemente para luego seguir con su noche de amor.

©Broken Heart -» Bill SkarsgårdWhere stories live. Discover now