Uno

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En un lugar muy oculto de Estados Unidos se encontraban Joy y Bill Skarsgård, la pareja matrimonial más fría del universo quienes además "celebraban" sus seis años de matrimonio, si es que estar pegado al portátil o a la televisión se le llamaba c...

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En un lugar muy oculto de Estados Unidos se encontraban Joy y Bill Skarsgård, la pareja matrimonial más fría del universo quienes además "celebraban" sus seis años de matrimonio, si es que estar pegado al portátil o a la televisión se le llamaba celebrar. 

Joy quería sorprender a su esposo, en la tarde había ido con su amiga Elena por un regalo que consistía en un fino anillo de oro blanco y además de un coqueto babydoll del tono favorito de Bill, el blanco. 

Hace casi un año no intimaban, esta vez, Joy tenía la esperanza de que ocurriera.

Caminó a su habitacion envuelta en una bata de seda y con el regalo en las manos, se encontraba demasiado nerviosa. 

Su esposo ni siquiera la miró cuando entró, estaba hipnotizado en la pantalla del celular, Joy se sintió un poco mal, pues quería su atención completa. 

Deslizó la bata por su cuerpo dejándola caer en el piso, Bill al fin la observó, pero fue por un segundo ya que éste siguió con su móvil. 


—Feliz Aniversario, mi amor –habló Joy seductoramente para ser ignorada.– Bill, cariño... te compré algo. –sonrió intentando calmar a las lágrimas que amenazaban con salir. 

—¿Qué compraste, Joy? –preguntó el tan fríamente como siempre.

—Ten. –le dejó la pequeña cajita de terciopelo en la mano.– Feliz...

—Aniversario, lo sé. –la interrumpió. El ojiverde abrió la caja y sonrió, pero no era una sonrisa buena, era irónica, sarcástica.– ¿me quieres amarrar más? Ya todos saben que estamos casados, Joy. 

—¿No te gustó? –preguntó con la voz temblorosa. 

—Me da igual. 

La morena mordió su lengua reteniendo su llanto. 

¿Por qué es tan indiferente? ¿Tendrá otra mujer? Pensó.

Aún quedaba su segunda sorpresa, tenía esperanzas. 

Se subió a horcajadas de él sentándose justo en su miembro intentando provocarle algo. 

—¿Te gusta mi vestido, Bill? –puso sus pequeñas manos debajo de su camisa. 

—¿A eso le llamas vestido? –dijo burlón– Quita las manos, están frías. 

—Bill... hace ya casi un año no hacemos...

—¿Estás en celo o qué? ¡No me dan ganas! Ya quítate. 

Joy se bajó de él y se fue al baño a cambiar. Rompió la pequeña lencería con rabia y mucha tristeza. 

"¿Qué hay de malo en mi?"  Pensó  "¿soy fea? ¿Sus admiradoras locas son más guapas que yo? 

Se miró al espejo con él autoestima baja, tiene la piel morena, cabello castaño, pecas en el rostro y unos preciosos ojos celestes. Pero para ella no eran nada si a Bill no le gustaban.

Lágrimas desbordaban sus ojos con fluidez mientras que pequeños sollozos se escapaban de su boca. Se vistió con su pijama normal y salió de la habitación con los ojos hinchados.

 Bill la vio y se sintió mal, es realmente bellísima , no puede negarlo. Tiene perfectas curvas de latina y un rostro angelical. Pero tenía a alguien más y no quería tocar a su esposa por esa persona. 

—Ya no llores, Joy. –intentó consolarla– solo duerme. 

—¿Qué sucedería si encuentro a otro hombre, Bill?

Preguntó ella, aunque dudaba poder encontrar otro hombre, porque el que tenía a su lado le volvía loca por una extraña razón. 

Bill por un momento se la imaginó de la mano de otro, un revoltijo en su estómago le hizo tensarse por completo y es que ni él le daba la mano para salir. 

—Duérmete ya, Joy. –le dijo cortante.

—Buenas noches, cariño. –no quizo luchar más o se toparía con un Bill enojado y no es muy lindo. 

—Buenas Noches. 

—Te amo, Bill. Más que ha nada en el mundo. 

Él solo la ignoró, como siempre lo hace. 

Se levantó para ir al baño y en una esquina encontró un pequeño trozo de encaje blanco, lo tomó en sus manos y aspiró su aroma dulce. Cómo Joy lo era. La lencería estaba totalmente rota, un estrujón le dio en su corazón haciendo que llevase una mano a  su pecho.

El diminuto vestido le había quedado de maravillas, la tela transparente hacía que sus hermosos pechos resaltaran y esa pequeña braga lograba que su trasero se viera más redondo y paradito como ella lo tenía. 

Después de mucho tiempo sintió ganas de hacer el amor con su mujer. Fue a la habitación decidido, pero desafortunadamente ésta ya se encontraba durmiendo. 

Desilusionado se fue a la cama para dormir, aunque no sin antes de acariciar las piernas de Joy y besar su mejilla. 

No fue un buen aniversario, nunca lo ha sido. 

©Broken Heart -» Bill SkarsgårdWhere stories live. Discover now