©Broken Heart -» Bill Skarsgård

Once

Bill observaba atentamente a Joy quien se encontraba sentada en el suelo mientras veía televisión. Aveces reía o aveces se enojaba y tiraba palabrotas que ni él entendía. Estaba tomando muy enserio las clases de español.

Se tensó cuando escuchó que le había llegado un mensaje, intentó calmarse pensando que era Elena, pero descartó esa idea cuando vio que se sonrojaba.

—¿Con quién hablas? –le preguntó molesto.

—Con Matt. –respondió sin dejar de mirar la pantalla.

—¿Ya sabe que estás casada?

—Si, se lo he dicho ayer. –le sonrió– Pero no le dije con quien.

—¿Por qué? –se levantó de su silla para ir con ella.

—Porque no lo vi necesario, además... ni siquiera me habría creído.

—¿irás hoy?

—Si, ¿por qué? –lo miró con una ceja alzada.

—Te llevaré y te iré buscar.

Joy quedó en shock, estaba feliz, pero a la vez triste. Le había prometido a Matt ir a comer juntos y ahora no sabía qué excusa echarle.

Como Bill le dijo, la fue a dejar. Miró la cafetería con desprecio, seguía sin entender porque Joy quería trabajar.

—¿Dónde está Matt? –Interrogó Bill con intriga.

—¿Qué le harás? –le preguntó con tono asustado.

—Solo dime, Joy. –la miró con el ceño fruncido.

—Es él...

Apuntó a un castaño a través de la puerta de vidrio. Bill rió con su típico tono de burla, se aseguró de que el castaño estuviera viendo a Joy y le plantó un beso.

La morena quedó sorprendida, pero sin dudar le respondió. Si algo que le encantaba eran los besos de Bill.

A pesar de que lo hizo solo con la intención de que Matt viera que Joy estaba ocupada, no pudo parar. Los labios de su diamante sabían dulce por el brillo labial que traía. Por su mente pasaron miles de flashbacks junto a ella, su corazón latía con fuerza y el estómago se le revolvió.

Sintió que todo su alrededor desaparecía, solo eran él y ella. Pero volvieron a la realidad cuando una mujer lanzó un balde de agua haciendo que les salpicara en la ropa. Bill maldijo por lo bajo, estaba molesto y a la vez tan confundido. Debía aclarar su mente antes de que el caos que se le a formado se agrande.

Se despidió de su morena con un beso en la frente y se fue.

Joy estaba emocionada y muy feliz. Por su cabeza pasaba la idea de que Bill volviera a ser como antes, cuando entró a la cafeteria dirigió la vista a Matt quien nisiquiera se molestó en saludarla.

«¿Qué le habrá pasado?» pensó.

se acercó a él a paso lento y le dio un beso en la mejilla.

—¿Estás bien, Matt? –le preguntó joy dulcemente.

—Seguro –dijo seco.– ¿Él era tu esposo?

—Oh... Si. –respondió nerviosa– ¿lo conoces?

—No le vi la cara. –río desganado– ¿saldremos hoy?

Joy se quedó ahí pensando su respuesta, no quería decepcionar a Matt ¿qué tal si tenía otros planes y los haya dejado por ella? No... él no haría eso por ella.

—Y-yo... –tartamudeó.

—No te esfuerces, se que no podrás–la miró con una sonrisa– Será otro día.

Cuando Matt vio a su amor platónico besarse de esa manera con aquel poste andante su corazón quedó partido.

Quizás no tendría ninguna oportunidad con ella.