©Broken Heart -» Bill Skarsgård

Dieciséis

La pareja se encontraba desayunando frente a la playa, todo estaba en absoluta calma, Bill miraba atentamente a su esposa mientras comía.

«Es demasiado bella» se dijo a sí mismo.

—Tu también eres hermoso, cariño. –le dijo ella.

Bill no pudo evitar ruborizarse, pues había pensado en voz alta y le dio algo de vergüenza. Joy le sonrió mientras le alzaba una frutilla para dársela en la boca.

—Me gusta estar contigo. –habló la morena– Hace tiempo no salíamos juntos.

—Hoy estaremos todo el día juntos. –le dijo mirándola fijamente.

—Debo ir a trabajar más tarde...

—No me gusta que trabajes. –murmuró algo molesto.

—Quiero tener mi propio dinero, Bill...

Ella podía decirle cualquier cosa, pero aún así no terminaba de convencerse, odiaba el hecho de que su trabajo implicaba estar cerca de Matt, además la camiseta del trabajo era muy ajustada y sus pechos resaltaban.

No es que sus celos llegaran al punto de indicarle cómo vestirse, eso era enfermo. Pero no le gustaba que la mirasen, ella era de él.

—¿Estás bien, amor? –preguntó ella con un tono suave.

—Si, no te preocupes...–respondió sonriéndole.

—Y...¿Para que película te llamaron esa vez que te fuiste de viaje?

Bill se atragantó con el jugo e intentó disimular su nerviosismo, si le habían otorgado un papel, pero eso fue antes del supuesto viaje de trabajo.

—It...–contó cabizbajo.– Seré el payaso... o eso creo, aún no me dan la respuesta.

—¡Eso es asombroso! –dijo contenta– Tu gran estatura y esa sonrisa aterradora te favorecerán.

—¿Mi gran estatura? –rió.

—Por Dios, Bill... no te hagas, mides más de uno noventa. Yo con suerte llego al metro sesenta ¡y con suerte!

—Me encantas así...

Hasta el mismo se sorprendió de sus palabras, pues ni siquiera las pensó.

Aunque no era mentira, le encantaba su esposa.

«entonces ¿para que la engañas?» dijo su subconsciente.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando su celular comenzó a sonar.

—M-me llaman por la película, vengo enseguida. –le dijo a Joy intentando sonar lo más convincente posible.

—Claro, ve.

Se levantó de su silla y se alejó lo más que pudo de ella para atender, era Stacy. Ni siquiera había pasado por su mente.

—Bill ¿dónde demonios estás? –le gritó a través de la pantalla.

—No me grites... Estoy en la playa.

—¿Con esa zorra de esposa que tienes?

—No te permitiré que le digas así, Stacy. –le advirtió con enfado.

—¡Zorra! ¡Es una Zorra! –gritó.

—¡Tu eres la maldita zorra!

Le gritó furioso para luego cortarle. Estaba siendo un idiota, no desaprovecharía a Joy por una mujer narcisista y egocéntrica como Stacy.

Joy había permanecido a su lado durante nueve años a pesar de su mal humor y no le interesaba su dinero, ademas de ser atenta y dulce con él.

¿Qué rayos le pasaba?

Lo bueno, es que ya había tomado su decisión. Se casó con Joy y seguirá siendo así.