Ocho

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Joy estaba en una plaza disfrutando de un helado con Matt, quien se había portado muy bien con ella esos dos días de conocerse

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Joy estaba en una plaza disfrutando de un helado con Matt, quien se había portado muy bien con ella esos dos días de conocerse. El castaño estaba encantado con ella y lo único que deseaba era que alguna vez le diera una oportunidad.

Cuando Joy le contó a Elena, ésta no podía estar más feliz, aunque tenía claro que la morena amaba profundamente a Bill, sabía que ella era infeliz y no encontraba la hora de resfriegarle en la cara a ese sueco que su bella amiga estaba conociendo a alguien más.

Por otro lado, Bill ya había llegado a la casa y al no ver a su mujer comenzó a imaginarse muchas cosas que no eran agradables. Tiene muchos motivos para engañarle, todos válidos. Pero sin embargo, él no lo podía aceptar.

«cálmate Bill... solo dijo que trabajaría, seguro que está allá» se intentó tranquilizar.

Se exaltó cuando escuchó la puerta abrirse e inmediatamente se levantó del sofá para ir a ver a Joy.

La morena se sorprendió al verlo, estaba feliz de que haya vuelto.

—¡Bill! –corrió a él para tirársele encima– Has llegado antes...

—Si. –respondió frío mientras se soltaba de su agarre– ¿En dónde estabas?

—Con Elena y otro chico más que conocí en la cafetería–elevó los hombros. ¡Lo sabía! Se repetía su subconsciente.

—Ese chico...¿Sabe que estás casada?–dijo intentando contener su ira.

—Bueno... no –jugó nerviosa con sus manos.– No lo malinterpretes, cariño. Solo no quería que me trataran distinto por ser esposa tuya.

—¿A qué quieres jugar, Joy? Me voy de viaje y ya haces nuevos amigos. Que sigue... ¿hago otro y ya lo tienes en la cama.?

—¿Disculpa? –habló furiosa– ¡No soy como tú, idiota! –le había insultado en español. – Yo se respetar mi matrimonio, se que estoy casada. –Le mostró su pequeña mano con la argolla de oro y la ilusión.– Él que no lo sabe eres tú. ¡A mi no me jodas, maldito infiel!

Pocas veces había visto a Joy furiosa y sabía que cada vez que lo estaba se ponía hablar en español sin siquiera darse cuenta, algo que le parecía sexy.

«concéntrate, ponte duro» se reprimió.

—¡Yo jamás te he engañado! –mintió.

¿Me quieres ver la cara de huevona? –rió irónica–¡Te conozco, papi! ¡Llevó acostándome contigo hace casi nueve años! Claro que solo a dormir porque ni coger quieres.

—¿Quieres hablarme en inglés por favor? –contuvo su risa.

—Vete al diablo.

Joy le golpeó el pecho y salió de ahí. Estaba sorprendido, nunca le había hablado así, y tendría que empezar a aprender español para averiguar todo lo que le había dicho, aunque con su tono de voz ya sospechaba que no habían sido halagos.

No sabía que pensar ni que hacer ¡su mujer le había mandado al diablo!

Ahora se preguntaba en dónde estaría, había salido huyendo.

«¿Se habrá ido con el otro chico?» se preguntó.

Quizás si la tenía algo descuidada...

«¡Tú Quieres a Stacy!» le gritó su mente. Lo peor es que ahora ya no estaba muy seguro. Pero no podía ser posible según él, así que sólo se dedicó a pensar que estaba algo alterado por Joy y su nuevo amigo.

Debía quitarse ese estrés y lo iba a hacer. Sacó su celular y marcó.

—Stacy, te quiero en media hora en el hotel de siempre. Ni un minuto más ni un minuto menos.— Colgó

Él sabía que estaba haciendo algo malo y que le traería consecuencias.

Solo que no sabía que tan malas serían.

©Broken Heart -» Bill SkarsgårdWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu