IX

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Yixing se sentó con incomodidad en la mullida silla del restaurante chino que había elegido Oh Sehun. Miró a su alrededor con cierta ansiedad y el chico frente a él dejó salir un suspiro.

—Lamento habértelo pedido tan repentinamente. Gracias por aceptar—. Inicio de manera algo torpe y se le salió una risilla que a Yixing le resultó de todo, menos simpática.

—Uhm—. Fue toda su respuesta y Sehun se mordió el labio algo ansioso.

—¿Quieres ordenar ya? Aquí hay cosas muy deliciosas y...

—¿Sobre qué querías hablar, Sehun? —Yixing sonaba exasperado y Sehun lo notó, por lo cual se tuvo que aclarar la garganta para poder volver a hablar. 

—Yo... en realidad sólo quería decir lo siento, tú sabes.

—¿Para eso necesitabas venir hasta aquí?

—Es sólo que... bueno, me costó trabajo decidirlo y no estás cooperando mucho que digamos, si te soy sincero—. Yixing bufó incrédulo e hizo ademán de levantarse indignado por las palabras del contrario; sin embargo Sehun pareció reconsiderar lo que había dicho y se apresuró a tomar a Yixing por la muñeca para detenerlo—. Ya, ya. Perdón. No te vayas, es que no estoy acostumbrado a éste tipo de cosas.

—¿Te refieres a comportarte como una persona? —salió su sarcasmo mientras se zafaba del agarre del más alto y resignado se volvía a sentar.

—Sí. Quiero decir no, no sé... yo, aghh... estoy muy desesperado—. Confesó y el chino lo miró casi con compasión cuando recordó el incidente que había visto entre él y Luhan y su demacración progresiva mientas veía a Luhan como si nada; sin embargo, no pudo ser empático.

—Siempre que estás desesperado, parece que yo tengo que lidiar con eso. Como ahora y cuando estabas por perder tu estúpida apuesta—. Listo. Ya. Lo había dicho y se sentía jodidamente bien verlo avergonzado mientras él podía sonreír con satisfacción. —No sé por qué esperas algo así como ¿ayuda? de mi parte.

—No quiero tu ayuda. Sólo quiero disculparme por haber sido un completo imbécil. En realidad no me había dado cuenta de cuán malo había sido hasta que la historia llegó a unos oídos que yo no hubiera deseado y me hicieron notar lo horrible que fue lo que hice. Así que es eso, sólo quiero disculparme contigo y tratar de llevar la fiesta en paz porque...

—Está bien—. Volvió a interrumpir Yixing casi como para sólo librarse de la incómoda situación. Las cosas estaban muy claras, alguno de los supuestos amigos de Sehun le había contado a Luhan la historia de la apuesta y el tipo no había querido verse involucrado con alguien de ese tipo y no lo culpaba. Nadie hubiera querido. —Ya lo superé de todas formas o como sea. Si eso es todo lo que querías, debo irme. Mi hermano me espera para la comida...

—No te vayas —se adelantó—, no quería sólo eso. No es sólo por Luhan... quiero decir, por esa persona que no quería que... olvídalo.

Yixing rió genuinamente ésta vez. Y no se estaba burlando, sino que ver a Sehun hecho un lío y queriendo poner misterio a la identidad de Luhan mientras atropellaba sus palabras era ciertamente divertido. Le fue imposible seguir en su torre de rencor cuando ese tipo de gestos lo remontaron a las primeras salidas con Sehun y quiso pensar que el tipo no había sido siempre tan malnacido. Sehun se contagió de su risa peculiar y el chino suspiró.

—¿Qué quieres entonces, Sehun? —preguntó, esta vez no tan hostil.

—No sé. En realidad sólo quiero que no me odies más, por eso la disculpa... y quizá, que no pases de largo si alguna vez nos vemos en los pasillos—. Yixing parpadeó algo descolocado por las palabras del más alto. Apenas unas semanas atrás lo había llamado estúpido y se había burlado de él tirado en el suelo y ahora estaba pidiéndole, casi como un favor, que lo saludara si lo encontraba en la escuela. Quiso decirle que era lo más estúpido que había oído de él desde siempre, que ya lo había disculpado y que no pidiera más; pero desafortunadamente, Yixing no era tan rencoroso como hubiera querido, así que se le salió un suspiro algo agotado.

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