— ¿ME ESTÁS HABLANDO EN SERIO? —Grita con un tono histérico, y para golpearla ganas no me faltan.
Apenas pude irme lejos y fuera de las preguntas de mi madre lo primero que hice fue llamar a Arely, no podía quedarme con esta estupidez de mensaje solo para mí. Sentía que tenía y debía sacarlo con alguien, ¿y quién más que mi mejor amiga? Sigo tratando de analizar todo con claridad, pero me es casi imposible. Quizá sueno una dramática, y quizás solo quizás lo soy, pero nada de esto me agrada en lo absoluto, no le encuentro la lógica.
—Lía, puede ser una broma... Ya sabes por el día —encoje sus hombros—. Puede ser esto y nosotras haciendo la próxima guerra mundial —sus labios se forman en una fina mueca.
—No lo noté con sarcasmo, y si fue así, ¿por qué no insistió en decir que si era broma? —Resoplo—. No lo sé Arely, ¿debo hablarlo con mi madre?
¿Por qué simplemente no puedo oprimir un botón en donde me dé la oportunidad de desaparecer a ese hombre de mi vida? Todo sería más fácil.
—No Lía, es que... Por Dios no sé qué decir, créeme —cierra los ojos—. Estoy tan impresionada como tú, creo que hasta más. Pero debo decirte algo... —Muerde la parte interna de su mejilla, causándome más nervios por lo que me dirá—. La madrugada de navidad lo vi demasiadas veces observándote —hace una pausa—, no como debes pensar, morbosamente no. Es decir, como un chico mira a su novia, ¿me entiendes?
Arely me está jodiendo más.
—Dime algo, no te quedes callada —mueve sus manos frente a mis ojos. Mi mente está hecha un lio, y no puedo lidiar más con esto, voy a explotar.
—Aly, no —estiro de mi cabello con fuerza—. ¿Qué está pasando? —Siento las lágrimas salir de mis ojos—. Estoy tan confundida, yo siento algo, lo siento. Pero no sé qué es —Arely me abraza en cuestión de segundos, y me siento un poco más segura, sin embargo la confusión, el dolor y la impotencia siguen.
—Shhh, tranquila, no llores más. ¿Quieres explicarme mejor? —Peina de mi cabello, haciendo que me tranquilice un poco. Mi cuerpo tiembla, podría decir que parezco una maquina a punto de descomponerse.
—Es que en serio no lo sé —y es verdad, hasta no sé lo que he dicho, estar confundida en este momento es poco.
— ¿Qué sientes ahora? —Pregunta en voz baja.
—Coraje conmigo misma por ser tan débil justo ahora, al no saber cómo actuar a algo tan... tan ilógico...
—Thalía, mírame y contéstame con la verdad —toma aire—. ¿Él te atrae?
Todo se me viene abajo, la respuesta aun no la tengo clara, y quizá jamás lo haga.
José.
Estaciono el auto de mal manera sin importancia, cometí una cagada terriblemente horrible, y ahora no sé cómo desmentir algo que es verdad. Sabía que no tenía por qué decir y enviar eso, pero vamos soy un vil estúpido y lo hecho ya está.
—Señor José, ¿busca a la señora Cinthya? —Aurora habla detrás de mí, haciéndome dudar demasiado de haber venido. ¿No se suponía que ella estaba en un asunto de negocios?
—Eh... Sí, ella... —soy interrumpido.
—Amor, ¿qué haces aquí? —Aparece frente a mí sonriendo con un rostro confundido. Yo tampoco esperaba encontrarla.
—Eh... Vine a verte, ¿qué no puedo visitar por sorpresa a mi prometida? —Miento, y me odio por eso.
—Bueno sí —se encoje de hombros—, pero realmente no te esperaba por aquí —se acerca y me besa, estoy tan distraído que corresponderle el beso es casi imposible—. ¿Pasa algo, José? —Frunce el ceño.
